Francesca Gino, experta en comportamiento humano y profesora de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, ha pasado más de una década estudiando a las personas rebeldes o también llamado “talento rebelde” dentro de compañías en todo el mundo. Ha analizado desde empresas boutique hasta restaurantes de comida rápida. Una de sus principales conclusiones es que: las empresas necesitan el “talento rebelde” para lograr evolucionar y prosperar.

La conclusión de Gino no ha pasado desapercibida. La han convocado a charlas, ha escrito columnas y es líder de opinión cada vez que se habla de talento. La investigadora asegura que cuando se alcanzan puestos de alto nivel, la conformidad se ha incrustado tanto en los empleados que se termina perpetuando hacia las empresas. “En una encuesta que realicé a más de 2.000 empleados en una amplia gama de industrias, casi la mitad me señaló que trabajaba en organizaciones donde regularmente sienten que el conformismo impera, y más de la mitad afirmó que las personas de sus empresas no cuestionan el statu quo. Los resultados fueron similares cuando encuesté a ejecutivos de alto nivel y directores de nivel medio”, explica Gino.

Pero lo cierto, es que muy pocos líderes fomentan activamente el inconformismo en sus equipos, e incluso si se les dijera que lo hicieran, creerían que la recomendación es de locos, ya que generalmente hacen todo lo posible para deshacerse de los empleados que cuestionan las cosas. Sin embargo, la no conformidad o el “talento rebelde”, según Francesca Gino, puede ser un gran aliado en la organización, ya que promueve la innovación, mejora el rendimiento y puede incluso hacer que la persona sea promovida de cargo, más de lo que la conformidad es capaz. Hay también líderes históricos que ya intuían que no estar de acuerdo con todo lo que hace la empresa es vital. Ese fue el caso de Alfred Sloan, presidente de General Motors desde 1937 a 1956, que concluyó una reunión con los altos ejecutivos de su compañía en la que se discutía una decisión crítica diciendo: “Entiendo que todos estamos de acuerdo con la decisión a tomar. Por lo tanto, propongo que pospongamos las discusiones hasta la siguiente reunión para que tengamos tiempo de pensar en desacuerdos y quizás entender mejor la decisión.” Esto sería actuar con talento rebelde.

Gino además argumenta que el futuro pertenece a los rebeldes, y que hay un rebelde en cada uno de nosotros. Sostiene que en los tiempos turbulentos en los que vivimos, en donde la competencia es feroz, las reputaciones se empañan fácilmente en las redes sociales, y el mundo está más dividido que nunca, cultivar el talento rebelde es lo que permite a las empresas evolucionar y prosperar. Y el ser rebelde tiene un beneficio adicional más allá del lugar de trabajo: conduce a una vida más vital, comprometida y satisfactoria.

Finalmente, la investigadora identificó cinco elementos centrales inherentes al “talento rebelde”.

a) La novedad: es decir, la búsqueda de nuevos retos.

b) La curiosidad: no perder el impulso que teníamos de pequeños de preguntar “por qué” constantemente.

c) La perspectiva: que es la habilidad de ampliar continuamente la visión del mundo y de verlo diferente a como lo ven los demás.

d) La diversidad: entendida como la tendencia a desafiar los roles sociales predeterminados y llegar a aquellos que pueden parecer diferentes.

e) La autenticidad: los rebeldes la incorporan en todo lo que hacen, manteniéndose abiertos y vulnerables para poder conectar con los demás y aprender con ellos.

Takeaway: Un interesante estudio realizado por la profesora de Harvard, Francesca Gino, revela que las personas que no se comportan de acuerdo al statu quo, pueden realizar grandes e innovadores aportes para sus organizaciones.