La transformación digital no significa meramente introducir tecnología, sino que implica un cambio en la mentalidad de los directivos y empleados de las organizaciones, desafío que llevará a establecer nuevos métodos de trabajo para maximizar el beneficio potencial de la digitalización.

Se requiere el convencimiento y la motivación de los líderes, para transmitir la necesidad de cambiar la forma de pensar y de enfrentar los problemas de un modo diferente, utilizando de mejor forma los medios tecnológicos disponibles en el mercado.

Si bien este desafío se inició a mediados del siglo XX, con la tercera etapa de la revolución industrial, la pandemia provocada por el virus Covid-19 ha acelerado este proceso de cambio, obligando el trabajo a distancia y el uso de la tecnología para la gestión de las empresas, adelantándonos algunos años hacia lo que se ha llamado la era industrial 4.0.

El economista alemán Klaus Schwab[1], sostiene que con la expansión del mundo digital se asiste a una transformación sin precedentes en la historia de la humanidad, “una auténtica revolución que tiene el potencial de aumentar los ingresos globales y mejorar la calidad de vida en el mundo”. Esta etapa estará caracterizada por la automatización y el intercambio de datos, con los sistemas ciberfísicos, el Internet de las cosas y la computación en la nube, entre otros avances que ya son parte de la cotidianeidad en las empresas más avanzadas.  Según Schwab[2], la pandemia provocada por el Covid-19 ha puesto en jaque ciertos principios del capitalismo, como el cortoplacismo de la rentabilidad por acciones y la idea que el único negocio de las empresas es hacer negocios, postulando en su manifiesto que hoy hay nuevas exigencias, no sólo financieras, sino también en términos medioambientales, sociales y de buen gobierno. Sostiene que las organizaciones que están llevando de mejor forma la crisis económica derivada de la pandemia, son aquellas que han cumplido la promesa de asegurar la preservación y la resistencia a largo plazo de la empresa, así como de la integración de esta en la sociedad, y que han invertido los beneficios en transformación digital, talento, I+D y relaciones con clientes, obteniendo una capacidad de reacción que otras compañías no tienen.

En este contexto de transformación tan profundo, que implica un cambio de paradigma en las organizaciones para lograr obtener el máximo beneficio de las nuevas tecnologías, y así mejorar sus procesos productivos y su interacción con el cliente final, es fundamental el rol de los líderes y profesionales que se desempeñan en las áreas de Desarrollo Organizacional, tanto al interior de las empresas como en nuestra labor de consultoría.

La administración y gestión del cambio es esencial para llevar a las empresas hacia un nuevo nivel evolutivo, en que el cual las personas y equipos deberán adaptarse a formas de trabajo flexibles en un entorno cambiante. Será necesario impulsar una cultura de innovación, modelos de negocio centrados en el cliente, mayor agilidad en la gestión, generar mayores redes de colaboración al interior de los equipos y entre distintas áreas de las compañías, lograr una comunicación efectiva y eficiente (presencial y a distancia) y ser capaces de entregar respuestas rápidas, basada en datos confiables y precisos, que generen impacto en el cliente.

La organización 4.0 deberá tener un diseño más horizontal y flexible, en el cual las personas deberán desempeñar distintos roles y ser parte de diferentes equipos de trabajos, en que se facilite e incentive la creatividad y la innovación a todo nivel, para desarrollar una cultura digital. Es un difícil desafío, pues requiere alcanzar un nivel de aprendizaje organizacional que permita romper paradigmas sobre formas de coordinación, sistemas de control e información y estilos de liderazgo.

Referencias:

Esquema de Klaus Schwab sobre las cuatro etapas de la revolución industrial


[1] Klaus Schwab es fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial.[2] Artículo publicado en el diario El País: Covid-19: una prueba de fuego para el modelo de capitalismo de los grupos de interés. 6 de abril de 2020.

Takeaways: La integración de las nuevas tecnologías en todas las áreas de la empresa es cada vez más un imperativo para optimizar los procesos, mejorar competitividad y ofrecer un nuevo valor agregado a sus clientes. Para cumplir este propósito, es esencial considerar la transformación de los roles de las personas, de las dinámicas de equipos y de la cultura, y así lograr adaptar el funcionamiento sistémico de la organización a este entorno cambiante.