Varias son las tendencias que en los últimos años han surgido en temas de gestión, de acuerdo a las nuevas exigencias del mercado, ritmo cada vez más acelerado de las transformaciones y la entrada con fuerza de los proyectos ágiles.

Si no se está inserto activamente en estas dinámicas son muchas las preguntas que surgen entre una y otra tendencia e incluso, respecto a la seriedad de las mismas. Es por eso que, en este caso, destinaré estas líneas a despejar los mitos y realidades de Lean Change Management.

La manera más simple y directa que encontré de tratar este tema fue incluyendo directamente la mayoría de las preguntas que en más de alguna oportunidad me han hecho al respecto.

¿De qué se trata, de Lean o de Gestión del Cambio?

En realidad, involucra ambos mundos bajo un mismo modelo, ya que propone trabajar la gestión del cambio considerando herramientas y formas de trabajo Lean.

¿Quién creó este método?

Fue creado hace más de 5 años por el canadiense Jason Little, quien se autodefine como “un antiguo desarrollador convertido en manager de proyecto, manager y ahora consultor, agente de cambio, autor y padre”.

¿Este enfoque invalida otras metodologías de gestión del cambio?

Para nada, no es la intención y, de hecho, el enfoque es todo lo contrario: considera mejores prácticas como Los 8 pasos de Kotter, Prosci, las cuales las integra con  otras metodologías de clase mundial como Agile, Design Thinking, Lean Startup, las 7s de Mckinsey.

¿Entonces cuál es la ventaja de trabajar con Lean Change Management (LCM)?

Trabajar con LCM, tiene 3 grandes virtudes:

  • Es un método que combina de manera armónica las prácticas y metodologías antes mencionadas, en servicio de lograr resultados más efectivos para las personas y el negocio.
  • Refuerza de manera considerable la integración y co-construcción con los distintos involucrados, lo que potencia los niveles de participación y alineamiento.
  • Es un método vivo guiado por uno de los principios del Manifiesto Ágil (“Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas”) lo que permite adaptar las herramientas de acuerdo a los contextos de cada organización.

¿Entiendo que se aplica sólo para proyectos tecnológicos?

SI bien es cierto que las aplicaciones habituales de estas tendencias parten de implementaciones tecnológicas, es un método que es aplicable a cualquier tipo de transformación, con las adaptaciones y énfasis propias que éste permite.

¿Hay condiciones mínimas en una organización o proyecto para aplicar LCM?

Lo mínimo, es que hay una o más personas que conozcan el método. Otras condiciones ideales, aunque no restrictivas, es que la cultura de la organización y la manera de implementar proyectos sea a través de metodologías ágiles.

En caso que sea primera vez que se trabaje con este método, se pueden comenzar a implementar herramientas de manera paulatina en un proyecto específico, para ir “conquistando voluntades” con resultados y, obviamente, contar con el respaldo de la alta dirección.

¿Hay que ser experto en Lean para poder trabajar con este método?

No es imprescindible, pero indudablemente que ayuda tener conocimientos en Lean, Management 3.0, Scrum u otras metodologías similares, ya que hay muchos principios de base que son similares. De no contar con competencias en estos temas, las experiencias en gestión del cambio también son un gran aporte, ya que en definitiva el énfasis principal son las personas.

¿Cómo se construye este método?

Este es un método que obedece al enfoque de mejora continua, por lo que está en permanente perfeccionamiento a través de la retroalimentación que entregan los entrenadores de LCM, Agentes de Cambio y que se obtiene a través de los mismos talleres de acreditación.

Si te hace sentido este método y deseas saber más respecto a la Acreditación Internacional en Chile, te invitamos a visitar el siguiente link.

Takeaways:

Para aquellas jefaturas que reconozcan una brecha importante en sus habilidades comunicacionales, pueden apoyarse con el área especialista para construir las respuestas de manera más efectiva y hacerse acompañar en las primeras sesiones. Luego, con la práctica, este tipo de conversaciones deberían ir fluyendo más naturalmente.