En tiempos de incertidumbre, resulta crítico optimizar el funcionamiento de la empresa y así seguir operando o incluso crecer. Para hacerlo, un proceso de transformación digital puede ser un camino atractivo, siempre y cuando los directivos de la empresa se hagan algunas preguntas correctas antes de atravesarlo.

En primer lugar, ¿por qué incluir tecnología ahora al negocio? Esta pregunta se puede enraizar en los factores del entorno actual: la dificultad para realizar las tareas en forma presencial podría justificar una relación digital con el cliente, la disminución de los márgenes de contribución de los negocios tradicionales podría apurar el lanzamiento de la nueva unidad de negocios digital que se viene pensando hace un rato, o simplemente el contexto de incertidumbre podría hacer que clientes tradicionales estén más abiertos a nuevas formas de relacionamiento y prestación de servicios. Entender los fundamentos de por qué es necesaria una transformación digital permitirá luego justificar las dificultades del proceso de cambio en el equipo.

En segundo lugar, es importante tener presente que la magnitud de la transformación sí importa. No es lo mismo incorporar un nuevo software de gestión para un área en particular que instalar uno que implique cambiar cualitativamente el modelo de negocios de toda la organización, como fue el caso de Bank of América y Goldman Sachs, quienes dejaron atrás la definición de banco pasando a ser empresas de tecnología. Por ende, la magnitud de la transformación se relacionará con el nivel de inversión y esfuerzo asociado al proceso de cambio.

En tercer lugar, la propiedad de la tecnología se ha vuelto cada vez más relevante. Aquí hay una tensión importante: el corto plazo nos sugiere externalizar y no asumir la incorporación de un equipo interno, pero eso podría jugarnos en contra en el largo plazo. Hacer el desarrollo propio permite generar capacidades internas, recomendado cuando el desarrollo es parte del “core” de la estrategia de negocios. Esta decisión requerirá una alta claridad de la estrategia de la organización en el equipo directivo. Un caso interesante es Vodaphone, una multinacional de las telecomunicaciones que tenía escaso desarrollo tecnológico propio y que optó por crear un equipo interno de desarrollo en el área de inteligencia artificial, lo que abrió las puertas a un nuevo negocio y a la optimización de las capacidades de su equipo de operadores telefónicos.

Finalmente, es necesario revisar qué tipo de inversiones adicionales serán necesarias para operar. ¿Cuánto deberé invertir en formación de mi equipo actual y/o incorporación de nuevos talentos? Una evaluación de capacidad y potencial de aprendizaje es un buen barómetro para identificar y administrar estas brechas de competencias que seguro estarán presentes en un proceso de transformación.

Cómo vemos, un diagnóstico adecuado de cuándo invertir en transformación digital no pasa solo por evaluar el ambiente externo, sino una serie de aristas internas, sociales y económicas que influirán en su posicionamiento. Así, las crisis pueden ser utilizadas como una oportunidad para repensar nuestro negocio y consolidar esfuerzos en inversión tecnológica que sin su presencia no sería posible abordar.