Constantemente nos vemos desafiados en el trabajo, por los objetivos, los constante cambios, las restricciones presupuestarias y la interacción con otros colaboradores, entre muchos otros aspectos. Es absolutamente normal molestarse por este tipo de situaciones y querer que las cosas sean distintas, incluso solemos destacar a aquellas personas que dan la pelea y que se hacen cargo, pero ¿es necesario dar todas las peleas en el trabajo?…

Te presentamos a continuación 5 principios que te pueden ayudar a decidir cuándo es imperioso enfrentar una batalla en tu trabajo y cuándo es conveniente dejar que sean otros quienes lideren los conflictos o incluso no cuestionar nada y dejar que las cosas sigan así, al menos durante un tiempo más.

1. Entiende tu nivel de autoridad

Antes de enfrentar algún tema con un compañero de trabajo, primero debes evaluar si tienes la reputación o la autoridad necesaria, ya que las personas tienden a aceptar mejor las solicitudes de cambio en la medida en que validan que estas provienen de alguien con cierto respaldo en el tema. También resulta más fácil si el contenido del tema a discutir es parte de tus responsabilidades habituales, así como será más complejo si es un tema que pertenece a otra persona o área. Puede servirte plantear tus inquietudes haciendo hincapié en cómo afectan a tu labor y no a la de otros.

2. Asegúrate de siempre plantear una solución alternativa

No es recomendable poner sobre la mesa los temas conflictivos sin tener una solución constructiva, o al menos un plan para trabajar. Si tienes alguna crítica sobre un aspecto de tu trabajo, quizás sea mejor invertir algo de tiempo en comprender en profundidad el tema y hablar con otras personas para compartir visiones e incluso conseguir algún aliado para proponer tus ideas.

3. Pregúntate qué tan importante es el tema para ti y para la organización

Siempre hay costos asociados a levantar un conflicto, por lo que debes asegurarte de que vale la pena. En la medida en que el objetivo del tema a discutir tenga relevancia para la empresa o involucre impactos en más de un área, será más factible que reciba buena recepción por parte de otras personas. Por el contrario, si el tema no tiene mayor importancia para otras personas, corres el riesgo de ser percibido como una persona conflictiva o que tiene poca visión de hacia dónde va la organización. Si a pesar de esto, el conflicto parece ser poco importante a nivel general, pero que requiere pocos recursos para ser resuelto, quizás vale la pena buscarle solución de manera privada en lugar de hacerlo público.

4. Realiza un chequeo cruzado con otras personas

Antes de presentar tu solución constructiva a un problema, puede ser muy útil hacer una prueba ácida con algún compañero de confianza. Si la retroalimentación que te dan es que la idea será muy difícil de implementar o sencillamente no comparten tu visión, quizás es mejor reconsiderar. Si el feedback es positivo, significa que vas por buen camino y que enfrentar esta batalla puede valer la pena.

5. Consigue apoyo

Como complemento del punto anterior, presentar tu idea a compañeros de confianza te permitirá conseguir apoyo tanto para que la idea tenga más promotores, como también para avanzar a una eventual fase de implementación. Incluso, al momento de levantar un tema conflictivo puedes utilizar como argumento que esta postura ya fue compartida con otras personas y contó con respaldo, no por el solo hecho de justificarla, sino porque se ha convertido en una batalla que es importante para distintas áreas.

No es completamente necesario que tu jefe sea un apoyo, pero ciertamente te puede ayudar. Siempre considera informarle sobre el conflicto que vas a enfrentar o el tema que plantearás en una reunión, por ejemplo.

Takeaways: Considera siempre lo siguiente al momento de enfrentar una batalla en tu trabajo: articula el problema desde tus responsabilidades, presenta una solución constructiva, testea y consigue el apoyo de otros. Intenta no tomar problemas que no tengan relevancia para toda el área u organización, no plantees un problema sin antes compartirlo con alguien más y no presentes un conflicto sin haber pensado en cómo solucionarlo.

El artículo original de Harvard Business Review (en inglés) lo puedes consultar aquí.