“El problema no es el capitalismo, son los capitalistas. El problema no es el comunismo, son los comunistas. El problema no es el globalismo, son los globalistas” (Fernando Paz).
Hoy se ha vuelto un lugar común cuestionar a los “modelos” y a las Empresas. Se les supone una génesis, una vida y manifestación en la realidad, autónoma y propia. Pero, la verdad sea dicha, no son más que ficciones mentales en un caso y ficciones jurídicas en el otro. Lo real, es que en ambos casos, su concreción en el mundo, depende 100% de las personas que están detrás, gestionándolos (as) y haciéndolos (as) funcionar.
Más que mirar o cuestionar sistemas, modelos, técnicas u organizaciones, debemos mirar la consciencia de quienes están detrás. Las personas están por sobre cualquier modelo, ideología, Empresa u Organización. Lo positivo o negativo, la utilidad o inutilidad, dependerá de la evolución consciencial de las personas involucradas. En el caso de las Empresas, lo que las diferencia de verdad y hace que una agregue más valor y sea mejor que otra, no es su tamaño, su negocio, sus utilidades o la industria en que esté. Son las personas que la sustentan y la hacen posible.
Por lo tanto, cuando un modelo o una Empresa fallan y no dan respuestas a las demandas de la sociedad, el problema no es la ficción (modelo o Empresa), sino las personas que están detrás, en todos los niveles de ejecución. Esto, ya hace aparecer el “Factor Humano” como clave.
Actualmente hay que tener más que nunca claro que el futuro está en las personas y depende de las personas. Si queremos mejorar en algo la realidad, hay que mejorar a las personas, y eso pasa por un cambio en la consciencia individual.
El globalismo que impera actualmente (promovido y auspiciado por grandes conglomerados e intereses, principalmente del ámbito tecnológico), ha puesto en el tapete hoy la siguiente pregunta o disyuntiva. ¿En que se debería invertir: en tecnología o en personas?. Los vientos que soplan , en medio de la crisis que estamos viviendo, favorecen ampliamente a la tecnología, lo que es realmente absurdo. Hoy más que nunca, el foco debería ser invertir en capital humano y potenciarlo. Y esto porque siguiendo lo señalado, las personas son la fuente y él motor; y en otra arista, porque ya está más que claro que los totalitarismos del futuro no irán amarrados a las ideologías personales , sino que a la tecnología.
¿Cuál es el antídoto para esta tendencia? : tener la capacidad de ver la realidad y ello implica CONSCIENCIA.
“Las Empresas pasan; las personas quedan”. (Antirefrán).
En otra vista, cuando hablamos del “Factor Humano” y apelamos a la consciencia, se nos aclara el hecho de que debemos sepultar definitivamente el histórico y antiguo refrán “Las personas pasan, las Organizaciones quedan”, lo que se ha hecho carne y realidad en muchas Empresas. Las personas se han convertido en la práctica (a pesar de la palabrería, discursos bonitos, o gerencias con títulos amigables), en un mero recurso, y lo que es peor en un recurso desechable. Cuando hay que cumplir metas, ajustar, reducir costos, lo primero en lo que se piensa es en “sacrificar” personas. Estas se han ido convirtiendo poco a poco en meros números dentro de un balance (o en un simple Rut, como me lo confidenció con pena, un antiguo empleado de una Compañía).
Hay que tener muy presente, que las personas son las que quedan (a veces heridas, humilladas o con miedo), porque de hecho tienen una “viabilidad o vida útil” mayor a la de cualquier Empresa. La sostenibilidad real de una Organización se sustenta en las personas y no en la tecnología, la imagen, la publicidad, el balance o los discursos.
Hay que colocar de una vez por todas y sin ninguna ambigüedad, a las personas en el centro. Como alguien dijo, uno puede usar una máquina, un automóvil o una moto. Pero no debería usar a una persona. A esta, se la ama y se la respeta, porque a diferencia de las cosas tiene dignidad.
Se diga lo que se diga, se escuche lo que se escuche, la preeminencia del “Factor Humano” en las Empresas de hoy y del futuro, es algo insoslayable.
Una Empresa, para ser considerada como tal, debe ser un organismo vivo y comunitario; debe generarse, sustentarse y proyectarse en las personas. Un ser humano que sonría, que empatice y que sea capaz de emocionarse, es lo que genera valor en una Organización y le permitirá a esta diferenciarse. La tecnología, la inteligencia artificial, serán sólo complementos, pero jamás sustitutos.
Hoy es el momento para recuperar y potenciar la humanidad en las Organizaciones. A lo mejor se puede generar algún “negocio” sin tener en consideración a las personas, pero no podrá existir una Empresa de verdad sin tener en la escala más alta al “Factor Humano”.
Takeaways: A pesar de los vientos que corren hoy a favor de la tecnología, la importancia del factor humano en las Empresas de hoy y del futuro, es algo innegable. Los modelos, sistemas y las propias Empresas, tienen la forma, el carácter y la consciencia de las personas que las (os) sustentan.