Todos quienes trabajamos en organizaciones entendemos que en algún punto, nos deberá ejecutar un cambio que para muchas personas puede significar un duro golpe.  La destreza está en cómo liderar un cambio sin desatar el pánico.

Es muy importante que la gente que estás liderando, sienta que está oportunamente siendo informada y que tiene la opción de dar una opinión al respecto. Es muy importante involucrarlos en los nuevos procesos y ser muy claros en las razones por las cuales se originaron estos cambios. Todo lo anterior, debe ser indexado a un bien o propósito mayor, a un elemento que haga sentido y movilice a todos los colaboradores a creer en ese conjunto de razones que generaron ese cambio.

Debemos concentrarnos en la audiencia a la cual nos dirigiremos, muchas veces, nos preocupamos de “diseñar” el mejor discurso posible, pero dejamos de ver las necesidades, preocupaciones y miedos de nuestra audiencia, vale decir, no logramos conectarnos de verdad con lo que los colaboradores sienten sobre la situación de cambio. Muchas veces, esto genera que al momento de ocurrir, muchos entorpecen o no implementan el nuevo conjunto de actividades porque simplemente no lo entienden o no les hace sentido, ahí es cuando nuevamente tenemos que escuchar, entender y finalmente persuadir enfocándonos en las consecuencias positivas del cambio.

Muchas veces, nos hemos enfrentado al siguiente comentario “no entiendo por qué la gente no hace esto, se los hemos explicado mil veces”, esto ocurre, porque no somos consistentes en los mensajes, debemos entender que hay que repetir, repetir y repetir para evangelizar. Todos los colaboradores están expuestos durante el día a miles de mensajes y tenemos que ser capaces de crear un mensaje más potente y altamente significativo.  A raíz de lo anterior, es clave tener un buen “set up” de canales de comunicación para poder implementar –de forma eficiente- todo el mix de mensajes.

El cambio en sí mismo es una situación de “pérdida de control”, es clave entenderlo de esa forma y saber administrarlo, recetas no hay, sin embargo nuestra experiencia nos dice que la comunicación es el mejor camino, es donde más debemos invertir y gestionar. Aceptemos que –en una situación de cambios- no estamos completamente en control, sin embargo nunca dejemos de escuchar, enfoquémonos en las razones y nunca, pero nunca dejemos de comunicar.

Takeaways: Cualquier proceso de cambio trae consigo miedos, la clave para gestionar el cambio es tener definidos y robustos canales de comunicación con todos los involucrados, con el fin de gestionar los miedos y preocupaciones de los colaboradores. No debemos tenerle miedo a la sensación de «pérdida de control», pero si tenemos que tener un claro plan comunicacional detrás de cualquier cambio, resaltando siempre las ventajas de navegar hacia ese nuevo norte en común.