“La consciencia es el mayor agente de cambio”

Eckhart Tolle

Cuando hoy en día alguien habla de consciencia al interior de las Organizaciones, lo siguen mirando raro, como queriendo decir y preguntar: ¿Que tiene que ver la consciencia con los negocios? ; ¿Qué tiene que ver la consciencia con ser competitivo y generar beneficios?

Al respecto, la respuesta es una sola: tiene que ver todo y con todo. Y esto es así, porque llevada al ámbito empresarial, la consciencia implica tener interiorizado el “darse cuenta”, el ver y comprender la realidad; y, por cierto, el percibir y entender el entorno en el que uno se mueve. Además, la consciencia conlleva tener desarrollada a nivel personal la capacidad de autoobservación y de autoconocimiento, que permite calibrar el impacto que tienen las decisiones que se toman.

Si no se tiene incorporada la consciencia en la gestión, los efectos son devastadores porque sencillamente las Empresas no ven la realidad; y si no se ve, lo cierto, lo que es; no hay comprensión, por lo que resulta imposible generar competitividad y sustentabilidad, debido a que se suelen traspasar todas las líneas rojas.

Actualmente por ejemplo hay demasiadas Empresas que no ven algo tan obvio como que las utilidades son un efecto y no una causa; que tienen que ver con algo previo, que dice relación con focalizarse y ver realmente a las personas…

La falta de consciencia es sin duda el principal problema de las Empresas de hoy; y mientras esto no se aborde de verdad, la viabilidad y sustentabilidad de las Organizaciones estará en serio riesgo.

Lo peor que puede ocurrir en una Empresa o Negocio, es no ser consciente de que falta consciencia, lo que suele derivar irremediablemente en abusos, en falta de transparencia y coherencia, o abiertamente en deshonestidad.

Y, ¿Cuándo falta consciencia? :

– Falta consciencia cuando no se pone el foco realmente en las personas.

– Falta consciencia cuando no se es coherente entre lo que se dice y lo que se hace.

– Falta consciencia cuando se maquilla la realidad para aparentar lo que no se es.

– Falta consciencia cuando se hace como que se cambia algo , para no cambiar nada..

– Falta consciencia cuando no se ve a las personas que están detrás de los trabajadores, clientes o proveedores.

– Falta consciencia cuando se actúa desde el Ego, poniendo el foco en las cifras y en el más y más; lo que lleva a un retener y acumular sin fin.

– Falta consciencia cuando se gana a costa de dejar a múltiples pisoteados o perdedores por el camino.

– Falta consciencia cuando no se ven ni se dimensionan los efectos que tienen las acciones que se ejecutan.

– Falta consciencia cuando no hay un lucro consciente y simplemente se abusa.

– Falta consciencia cuando las personas son convertidas en un código, o en una pieza que puede ser desechada en cualquier momento.

– Falta consciencia cuando se cree que se está liderando, cuando en realidad se está matando de a poco al Negocio y a la Organización que está detrás.

“Lo que se necesita no es un cambio de circunstancias, sino un cambio de consciencia”

Neale Donald Walsch

Ahora, respecto a este tema hay muchas personas que creen que hablar de consciencia y generar consciencia en las Empresas, es una utopía propugnada por algunos extravagantes “hippies contemporáneos”.

Hace poco, un reconocido académico y conocedor del mundo empresarial, me comentaba lo siguiente: “Esto no tiene como cambiar. Los Empresarios llevan el utilitarismo en su ADN y se seguirán rigiendo por el paradigma que dicta: “Ganar lo máximo posible, al menor costo posible y en el menor tiempo posible”. Por muchos discursos que se den o Talleres a los que asistan, esto no cambiará”.

En relación con lo anterior, me asiste la convicción de que, si se puede y se debe generar un cambio, entre otras cosas por lo siguiente: ya hemos tenido Empresas – Comunidades que operaban con cierto grado de consciencia en el pasado, por lo que se puede perfectamente volver allí; y por cierto, por el hecho de que las Empresas están constituidas por personas, las que hemos venido a este mundo precisamente a experimentar y a evolucionar en consciencia.

Para abordar el cambio que se requiere resulta clave trabajar en la generación de líderes conscientes, que sean efectivos agentes de cambio, y que expandan la energía de la consciencia por toda la Organización.

Un líder consciente es aquel que es capaz de generar un “Espacio” cuidado y protegido al interior de la Organización, que permita decidir, crear, innovar y comunicar desde un lugar distinto. No desde el Ego, al que hemos estado acostumbrados, sino desde la consciencia que ve y comprende.

Cuando se incorpora en la Empresa la consciencia desde los liderazgos, la cultura organizacional empieza a teñirse de ciertos colores como:

El color de la PRESENCIA: Se está donde hay que estar. Se moviliza desde el Ser; no desde el tener o el hacer.

El color de la QUIETUD: Hay un ambiente calmo, en el cual se responde en vez de reaccionar.

El color de la CLARIDAD: No hay confusión. Todos saben que hacer y cómo.

El color de la COMPASIÓN: Se actúa viendo al otro, poniéndose en el lugar del otro, y sirviendo al otro. Se trabaja con la bandera del servicio y del corazón, y no con la del utilitarismo.

Cuando los señalados colores se asientan en la Empresa aparece el sentido, el propósito individual y colectivo, la coherencia entre el decir y el actuar; y por cierto la actitud consciente.

Al amparo de lo señalado, la consciencia empresarial más que ser una utopía es una necesidad que hay que concretar y hacer realidad si queremos viabilizar a nuestras Empresas.

Si aspiramos a potenciar y a fortalecer una sociedad libre, es indispensable tener Empresas sanas, competitivas, rentables y sobre todo conscientes.

Takeaways: Muchas personas siguen creyendo que hablar de consciencia al interior de las Empresas es algo esotérico, que no tiene que ver con los negocios, lo que por supuesto no tiene que ver con la realidad ni da cuenta de ella. Lo cierto es que la falta de consciencia afecta a los negocios en su “línea de flotación”, poniendo en peligro su viabilidad, competitividad y sustentabilidad.