“La gratitud no es sólo la mayor de las virtudes, sino la madre de todas las demás” (Marco Tulio Cicerón).

La energía que predomina al interior de las Empresas de hoy es el miedo, lo que en la práctica afecta al personal (desmotivación y falta de sentido), a la Organización (deterioro en el clima organizacional; falta de visión de equipo y de comunidad), y también a los clientes (calidad de servicio; desconexión; falta de empatía). De esto se deriva, como un efecto compensatorio, la queja, que es un recurso frecuentemente utilizado dentro de ellas. Todos se quejan; estamos llenos de “Empresas quejumbrosas”, lo que va generando un clima y “vibración negativa” que se va acumulando, y que cualquier observador medianamente atento la puede percibir al menor contacto o interacción. La forma más directa y eficiente para cambiar la energía matriz al interior de una Organización es activando una “fuerza poderosa” que traemos incorporada todos los seres humanos en nuestro Ser: la Gratitud. Se nos va la vida mientras corremos, mientras buscamos lo que deseamos o creemos necesitar, mientras perseguimos nuestras metas, pero pocas veces nos detenemos de corazón para hacer algo tan simple como dar las gracias.

La gratitud es uno de los accesos más expeditos a nuestra consciencia, y a la vez la forma más directa de expandirla, permitiéndonos conectar naturalmente con la paz, la claridad (nos permite ver de verdad), y por cierto con la energía madre del universo: el amor. La gratitud es como un motor que genera una energía sanadora y transformadora, generando en los ambientes donde está presente una frecuencia de abundancia, en donde el miedo simplemente desaparece.

Cuando pronunciamos la palabra “gracias” siempre ocurre algo mágico:

-Se activa una fuerza (la Gratitud), que tiene el poder de transformar cualquier situación, y que produce el fantástico resultado de permitirnos ver con claridad. Nos permite ver de verdad y a partir de ello nos da acceso a la comprensión. La gratitud lleva implícita la percepción consciente, la que se alimenta y a la vez genera atención plena.

-Nos sentimos bien, nos alegramos; tiene un poder regenerador. No se puede estar agradecido y sentirse mal al mismo tiempo.

-Nos relaja y nos lleva conscientemente al momento presente, liberándonos de rollos mentales y aquietando nuestras emociones.

-Nos permite salirnos aunque sea por un momento del ego, que cree tener todo a su disposición, bajo su control y con derecho a usarlo.

-Genera una energía que atrae como un imán y a la vez contagia. Lo que recibe el foco de la gratitud se incrementa, generando una experiencia personal de abundancia y prosperidad.

-Se nos abre el corazón para dar y recibir.

-Nos permite abrir un camino directo y rápido de conexión con los demás, los que se sienten bien. Cuando la gratitud está presente, estamos siempre atentos y pendientes de los otros y tratamos naturalmente de hacer algo por ellos, lo que genera una energía bidireccional recíproca.

-Cuando los simples “gracias” se van transformando en una energía de gratitud incondicional, se va generando y consolidando una comunidad, el fin último de toda Empresa.

“Si la única oración que dijiste en toda tú vida fue “gracias”, eso sería suficiente”. (Meister Eckhart).

Hace un tiempo atrás me tocó participar en una intervención en una mediana Empresa, con serios problemas en su funcionamiento interno; lo que afectaba en forma principal a una de sus divisiones. Se trataba de una Empresa “quejumbrosa” en toda la línea, lo que se reflejaba en un personal falto de sentido, altamente desmotivado, con alta rotación y dificultades que saltaban a la vista entre los distintos departamentos. Era una Organización por cuyos pasillos corría a raudales energía negativa, Si bien estaba operativa, vendiendo y obteniendo ciertos resultados, ya se venía apreciando una caída sistemática en sus indicadores más importantes. Después de evaluar la situación, decidimos hacer algo “raro” para lo que normalmente se estila en estos casos: simplemente cambiar la energía activando la “fuerza de la gratitud”. Entre las principales acciones que se tomaron, cabe destacar:

-Se orientó al personal a focalizarse en lo que está bien y a valorizarlo. Las situaciones cotidianas o “problemas” se enfrentan y resuelven en forma efectiva, sólo cuando hay positividad en el actuar. Esto se trabajó en forma individual, propiciando que cada persona tuviera una sesión diaria de agradecimiento, llevando un registro día a día de un mínimo de cinco cosas por las que estar agradecido (personales, laborales o del entorno).

-Se  empezó a trabajar a diario una actitud consciente y permanente de gratitud. Cultivarla con la práctica. Se incentivó a las personas a agradecer cualquier evento o circunstancia que se le presentara, independientemente del “color o significado” que ellos le asignaran. Los instamos a transitar desde la queja al gracias. Si bien al principio hubo cierto automatismo en lo que se hacía, a poco andar se fue generando una energía de gratitud incondicional, que no estaba sujeta a lo que se fuera a recibir o a un beneficio. Se fue incubando incluso la actitud de agradecer antes de recibir.

-Se asignó la tarea concreta de diariamente dar las gracias a alguien por algo, es decir desafiarnos a encontrar algo que agradecer a las distintas personas con las que interactuamos (compañeros de trabajo; personal de otras áreas; jefes; clientes internos y externos). El lema fue: “cada día agradece lo máximo que puedas”.

-Se cambiaron varias de las reuniones inútiles que se realizaban, por una reunión quincenal de gratitud, cuyo objetivo era que el personal se sacudiera institucionalmente de la indiferencia que crea la rutina, alimentando la consciencia sobre las propias cualidades y las de los demás. En esta reunión el foco se ponía en lo que estaba bien y en lo que teníamos que agradecernos mutuamente

-Se instó a las personas a actuar, a través de acciones de corazón premeditadas, que generaran gratitud en otras personas.

-Se instaló la palabra “Gracias” en el centro del lenguaje corporativo. Se reemplazó parte importante del marketing interno (normalmente de costo elevado), por este simple concepto que se incorporó con diseños llamativos en computadores, espacios comunes y también en parte de la publicidad externa.

“Siempre hay flores para aquellos que quieran verlas” (Henri Matisse).

Los efectos de la intervención señalada fueron sorprendentes. Después de cuatro meses la situación había cambiado radicalmente, lo que ya se apreciaba en las mediciones de clima, ambiente y motivación laboral, trabajo en equipo e inter áreas, calidad de servicio y también por cierto en la productividad y los resultados. Al recorrer la Empresa ya no se percibía la energía densa de antaño. Se respiraba otro aire.

La conclusión por tanto salta a la vista: una actitud de agradecimiento tiene el poder de convertir las dificultades en posibilidades, los problemas en soluciones, las pérdidas en ganancias. Cambia la energía, expande nuestra visión y nos permite ver lo que normalmente es invisible para alguien que tiene una actitud limitadora. Nos facilita el ver la luz en nosotros mismos y en los demás. Dentro de las Empresas de hoy debemos aprender a mirar con los “ojos de la gratitud”, lo que limpia nuestra mente y abre nuestra consciencia. Hay que transformar la gratitud en un estilo, una manera de ser, lo que por cierto se traduce naturalmente en el hacer. Uno de los principales objetivos de una Empresa debería ser generar el “círculo de la gratitud”, el que se expande como una espiral abarcándolo todo (liderazgos; personal; clientes; competidores; proveedores), y actuando a la vez como un imán que atrae e incrementa lo que se agradece.

 Por último, sólo cabe señalar que para generar energía positiva, motivar, conectar, vincular y producir cambios a todo nivel, basta con pronunciar la palabra más sagrada y hermosa: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

Takeaways: Uno de los principales problemas de las Empresas y Organizaciones de hoy es la energía negativa que las recorre, cuyo efecto más notorio son las quejas permanentes. Estamos llenos de Empresas “quejumbrosas”. La manera más efectiva y directa de abordar esto es activando la “fuerza de la gratitud”, un antídoto contra la negatividad que tenemos incorporado en nuestra esencia todos los seres humanos. La mejor forma de tener Empresas sanas, potentes y competitivas es hacer de ellas un lugar de agradecimiento.