En la última década ha habido una importante discusión sobre la edad de jubilación. Por una parte, las personas tienen una expectativa de vida cada vez más alta, por otra, la transformación digital y los cambios constantes que están viviendo las organizaciones generan una marcada preocupación en el mercado laboral. Esto deriva en que las empresas sientan que para prosperar deben contratar talento joven que esté actualizado, desvinculando a las personas con más de 50 años.

Hay una falsa creencia a nivel latinoamericano que las personas a partir de esta edad no pueden aportar a los procesos de digitalización en forma eficiente. Esto se basa en el supuesto que ellos no cuentan con las competencias para actualizarse a la velocidad que la empresa requiere.

Esta tendencia solo conduce a una implementación de procesos de digitalización confusos e ineficientes, ya que la tecnología se debe comprender como un facilitador para la creación de soluciones a problemas detectados las distintas áreas de la empresa. Para detectar los problemas en forma eficiente se debe tener conocimiento y experiencia profunda sobre los dolores de la organización, las dinámicas de los equipos de trabajo, las necesidades de los clientes y las posibles barreras de adopción de las tecnologías.

Solo un profesional respetado a nivel organizacional, con gran bagaje y habilidades de liderazgo puede llevar a cabo el proceso de diagnóstico, apoyo al modelamiento de la solución tecnológica e implementación de esta.

Uno de los grandes errores que cometen las organizaciones es querer implementar tecnología, sin conocer todas las implicancias que este proceso tendrá. Los talentos maduros juegan aquí un rol fundamental en la transmisión de conocimientos y experiencia a los jóvenes. Las organizaciones deben aprender del pasado recorrido y evitar cometer los mismos errores, es por esto que cerrar la brecha entre el talento y la implementación tecnológica es fundamental.

Un colaborador que haya vivido cambios organizacionales a lo largo de su vida, será un lider facilitador del cambio. Si bien el equipo técnico informático en la mayoría de los casos tiene un promedio de edad menor a los 40 años, es fundamental que el equipo técnico de el área del problema identificado cumpla con los requisitos antes mencionados, independiente de la edad.

Cabe recalcar que la edad promedio del Premio Nobel es 60 años, lo que demuestra que no hay límites para la adquisición de conocimiento, la adaptación y la transmisión de experiencias. Construir una sociedad inclusiva no solo favorece el clima y cultura de las organizaciones, sino también su proyección.

Takeaways: Cuando las organizaciones se enfrentan a procesos de digitalización tienden a preferir talento joven en vez de capitalizar la experiencia del talento maduro. Aquí respondemos sobre la importancia de incluir a personas con la experiencia independiente de su edad. En JobOk estamos presentes a lo largo de todo el ciclo de gestión del talento para apoyar a las empresas en sus procesos de transformación digital.