En la medida que los diferentes países comienzan a reducir las medidas de confinamiento provocadas por la pandemia de Covid-19, las empresas y los trabajadores se enfrentan a una situación nunca antes experimentada para la vuelta al trabajo, mucho más radical que lo que nos pasa cuando volvemos al trabajo después las vacaciones. Los departamentos de RRHH tienen ante sí el reto de estar a la altura de las circunstancias, informarse muy bien para recopilar las mejores prácticas que se estén llevando a cabo y aplicarlas adaptándolas a la realidad de cada negocio. Ante la incertidumbre que rodea esta situación sólo hay una certeza: las cosas no serán como antes. Hasta que una vacuna o un tratamiento sea capaz de neutralizar el contagio ante el peligroso virus, se deberán seguir ciertas pautas que velen por la seguridad de los empleados y por la de los clientes.

Es por todo lo anterior que habrá que contemplar múltiples aspectos para mantener las operaciones en marcha al tiempo que se minimiza el riesgo para la salud de los empleados:

1. Nuevas políticas de Seguridad e Higiene: esto incluye cambios en los horarios de trabajo para que coincida el menor número de personas a la vez o modificaciones en el diseño de los espacios de trabajo, nuevas normas de uso de espacios cerrados como ascensores o salas para que puedan mantenerse las distancias físicas de seguridad.

2. Comunicación: la estrategia de comunicación debe ser transversal a todas las iniciativas orientadas a la vuelta al lugar de trabajo. La incertidumbre se combate con transparencia. Las decisiones que tomen las empresas no tendrán garantizado el éxito pues nadie sabe a ciencia cierta qué pasará con la enfermedad o con la economía, pero es importante que sean cuales sean, se compartan para que todo el equipo sepa a dónde vamos a dirigir los esfuerzos.

3. Recuperar la productividad: las personas no somos máquinas. Es importante que seamos flexibles las primeras semanas. También es necesario que los empleados conozcan cuáles son sus nuevos objetivos a corto, medio y largo plazo y tener feedback sobre su cumplimiento. Eso les permitirá poner foco.

4. Mantener el teletrabajo: en la medida de lo posible, aquellas empresas cuyos profesionales puedan ejecutar sus tareas desde su casa sin complicaciones deberán tener la posibilidad de hacerlo. El concepto del trabajo en la oficina cambiará para siempre tras este giro inesperado de los acontecimientos.

5. Compartir ideas: nuestros equipos son una fuente de ideas más valiosa de lo que a veces imaginamos. Cuando les damos voz, además de estimular la cohesión y el compromiso, logramos tener la visión de los retos de primera mano y, en muchas ocasiones, de soluciones creativas que ellos nos propongan.

6. Confianza: muchas empresas durante este tiempo ya han estado trabajando en la construcción de confianza, comunicando a todos sus equipos en tiempo real cada nueva situación, llevando a cabo encuestas de clima virtual, cuestionarios de salud laboral o cualquier otro proceso que permitiera dar feedback de manera honesta y transparente favoreciendo el contacto durante los meses de home office.

7. Nuevos enfoques de liderazgo: si algo nos ha enseñado esta crisis sanitaria es el efecto radicalmente diferente que provocan aquellos líderes que se han mantenido distantes de aquellos que han puesto todos sus esfuerzos en ser empáticos, en gestionar con inteligencia su lado más humano. Si propiciamos comunicación real y bidireccional dotando de herramientas de feedback a los equipos, los líderes pueden llegar a convertir la crisis COVID-19 en una oportunidad para fortalecer la cultura corporativa, aumentar la productividad de los empleados y, por supuesto, el compromiso.

8. Innovación: sobrevivir a lo inesperado debe abrirnos la mente y hacernos recuperar nuestra capacidad para sorprendernos, aprender y superarnos. Dicen que la necesidad es el principal estímulo para innovar y que nos incita a afrontar situaciones de manera creativa.

9. No descapitalizar a la empresa de su talento: la empresa no debe descapitalizarse prescindiendo del talento que tanto trabajo le ha costado conseguir, formar e integrar en la cultura corporativa. Además, ningún plan para recuperar la normalidad podrá tener éxito sin contar con su equipo. Cuando la situación económica prospere, las organizaciones que mejor se hayan preparado ocuparán posiciones más ventajosas.

10. Digitalizar, automatizar procesos: la “nueva normalidad” será digital. Es preciso aprovechar las nuevas tecnologías digitales disponibles para que las capacidades humanas y tecnológicas se refuercen mutuamente e impulsen una organización más flexible, adaptativa, basada en datos y cuyos principales procesos se puedan ejecutar en tiempo real ahorrando miles de horas en tareas burocráticas que no aportan valor.

La nueva normalidad va a traer consigo inéditos paradigmas nada normales para todos nosotros. Por ello, debemos prepararnos y entrenar nuestras habilidades para enfrentarnos al cambio, a lo incierto, orientarnos a la búsqueda constante de nuevos modelos de trabajo, de relación y de negocio. La flexibilidad, la comunicación honesta y el cumplimiento de las mejores prácticas ayudarán a facilitar la transición a medida que los empleados se adapten al «nuevo ahora» en la oficina.

Fuente: Rocío Valenzuela Fontova, Talent Specialist, España.