Estamos en un escenario donde es difícil predecir con certeza qué tipo de trabajos podrán asegurar empleos en el futuro. La automatización y la transformación digital plantean nuevos escenarios.

El mundo del trabajo vive hoy una de sus transformaciones más profundas ante el cambio tecnológico y el nuevo orden mundial. Los datos se han transformado en el nuevo petróleo y la inteligencia artificial en la nueva electricidad.

Estos cambios se aceleran año a año, trasformando las necesidades de industrias, negocios y emprendimientos y cambiando la configuración de los empleos tradicionales que conocemos.

Se dice que más de la mitad de los niños que hoy estudian en la enseñanza básica realizarán trabajos que no existen en la actualidad, lo que nos sitúa en el escenario de mayor cambio que haya vivido cualquier generación en la historia

Un par de ejemplos cercanos de esta transformación lo vemos en los siguientes casos:

1. Existen varias funciones/cargos que hoy son muy demandadas pero que si miramos hace 15 años atrás no existían y tenían una demanda igual a cero. Algunos ejemplos son:
● Chofer de Uber
● Data Scientist (cientista de datos)
● Diseñador UX (user experience)
● Desarrollador de apps para Android e iOS
● Community manager
● Especialista en marketing digital

2. La oferta universitaria de a poco ha ido adaptándose a esta nueva realidad. Para ello está repensando sus mallas académicas y creando nuevas carreras que representan un nuevo espacio de demanda.

Este año 2020, en Chile se abrieron 31 carreras de pregrado nuevas, entre ellas Ingeniería Civil en Ciencia de Datos, Ingeniería Civil Mecatrónica, Ingeniería en Realidad Virtual y Diseño de Juegos Digitales, y Animación Digital.

Junto con lo anterior se ha desarrollado un amplio surtido de diplomas y masters de postgrado que relevan la necesidad de estudiar las nuevas tendencias en transformación digital.

La nueva empleabilidad y el futuro del trabajo

Estamos en un escenario donde es difícil predecir con certeza qué tipo de trabajos podrán asegurar empleos, ya que desconocemos qué nuevas tecnologías estarán disponibles en el mediano plazo. Ante la incertidumbre, es muy relevante que revisemos con interés las siguientes consideraciones:

a. Seguirá siendo relevante estudiar una carrera universitaria.
Cada vez será más relevante que las personas que demuestren una mayor capacidad de aprendizaje y de adaptación ante escenarios cambiantes estudien una carrera universitaria. Esta última ayuda a desarrollar la capacidad de aprendizaje y asociación de nuevos concepto, a la vez que permite tener mayor disponibilidad de recursos para responder adecuadamente a nuevas demandas.

b. El aprendizaje se prolongará para toda la vida.
Quienes no pertenecemos a la generación millennial crecimos bajo el paradigma que establece que la vida tiene tres grandes etapas: estudio (3 a 24 años), trabajo (25 a 65 años) y retiro (65+). Hoy, el estudio debe prolongarse prácticamente durante toda la vida, ya que el constante cambio requiere que nos adaptemos continuamente, y para ello es necesario adquirir nuevos conocimientos y habilidades.

c. La extensión de la vida laboral.
El promedio de la esperanza de vida en Chile es de 79,73 años (77,18 hombres y 82,09 mujeres), y muchos pasarán la barrera de los 100 años. Esta nueva realidad trae de forma inminente la necesidad de extender la vida laboral más allá de la actual edad de jubilación, lo que permitirá que personas plenamente activas sigan trabajando y al mismo tiempo, incrementar su aporte a las pensiones.

d. Necesidad de más mujeres en carreras STEM
STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) es la sigla que agrupa a carreras científicas, donde hoy existe un déficit de representación femenina. Según un estudio de la OCDE, Chile es el país donde hay menor cantidad de egresadas de estas carreras, mientras que por otro lado tenemos un déficit de 25% para cubrir cargos en áreas informáticas. Necesitamos inspirar desde ahora a las niñas para que sean futuras ingenieras y programadoras.

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Originalmente publicado aquí