“Es más fácil conseguir un nuevo trabajo mientras estás trabajando”. Todos intuimos que es una afirmación real, pero ¿por qué es así?
Si le preguntas a los reclutadores y a los jefes de recursos humanos por qué no contratan a personas que están desempleadas cuando solicitan un puesto, generalmente te dirán que es porque basan su decisión en algunas nociones, que sabemos son prejuicios preconcebidos:
- Si ha sido despedido de un trabajo, es porque ha hecho algo malo.
- Si ha renunciado a una oportunidad sin tener otro trabajo, quizá no es buen empleado.
- Si decidió quedarse en casa, quizá salga corriendo de uno nuevo.
En realidad, estas razones en muchas ocasiones, son excusas que los jefes del departamento utilizan para evaluar adecuadamente a los solicitantes. Los reclutadores prefieren reclutar y contratar candidatos que tengan trabajo, frente a desempleados simplemente, porque asumen que otra persona ya los evaluó, los contrató y valora su trabajo lo suficiente como para mantenerlos.
Esta mentalidad, puede hacer que se pierda a un gran talento que podría estar desempleado por varias razones completamente válidas y comprensibles:
Tres maneras para lograr una mentalidad más abierta sobre cómo contratar:
1) Buscar, no evitar, a los desempleados
El mercado laboral actual necesita talentos y, a su vez, la tasa de desempleo sigue siendo elevada. Por ello, buscar desempleados, que nos den la oportunidad de conseguir nuevos talentos, es una gran opción. Es importante motivar a los desempleados a solicitar nuestras vacantes y entrar en el proceso, para hacerlo más inclusivo. Esto no significa que dejemos de lado a candidatos que estén actualmente activos. Sin embargo, si damos una oportunidad a los trabajadores que están sin empleo, probablemente descubriremos que el motivo es alguna circunstancia desafortunada o una elección personal, en lugar de un mal desempeño laboral.
2) Considerar el valor de la experiencia personal
Hemos visto muchos casos, que dejan fuera de los procesos, a trabajadores que llevan mucho tiempo fuera del mercado laboral. Sin embargo, si usted mira más allá y pregunta sobre sus puntos fuertes y lo que han aprendido sobre sí mismo a lo largo de esos años, podrá encontrar a alguien con buena actitud y una gran disposición a aprender, que no encontremos, en un trabajador que no se haya desvinculado del mercado laboral.
3) Tener empatía
Nosotros mismos, o alguien cercano a nosotros, podríamos ser los próximos en ser despedidos. No es un pensamiento agradable, pero hay que tenerlo en cuenta. Tu madre podría romperse la cadera y no recuperarse, y tendrás que pedir dos años libres para cuidarla. Podrías tener un bebé y querer quedarte en casa. Y algún día, en cada uno de estos escenarios, querrás volver a incorporarte al mercado laboral. Por ello, debemos valorar al candidato en su conjunto, ver el valor añadido que nos puede aportar, sus soft skills y no centrarnos solo en sus últimos años. Contratar es difícil, pero excluir a un gran grupo de personas competentes, porque actualmente están desempleadas, lo hace aún más difícil. Colócate por delante de tus competidores buscando al mejor candidato, no solo el más obvio.