No es ningún secreto que nuestro mundo se mueve rápidamente. Las startups y nuevas empresas se crean a una velocidad de 1240 por día, solo en los Estados Unidos. Las nuevas tecnologías aparecen más rápido que los hongos después de la lluvia y cambian la forma en que pensamos sobre casi todo. Las geografías que antes se consideraban «remotas» ahora están conectadas y listas para comprar.

En un clima empresarial tan volátil, la única suposición segura para el 2018 es que lo que funcionó para ti este año no necesariamente funcionará el próximo año. O al menos, no tan bien.

Así que a medida que miramos hacia 2018 y más allá, hay algunos malos hábitos que deberíamos abandonar en este momento si queremos tener éxito en el próximo año.

1. Retrasar la inversión en capacitación

Es tan, tan fácil postergar lo relevante agregando una nueva habilidad o fortaleciendo las habilidades que ya tiene. Después de todo, el día a día parece estar primero y la capacitación tiende a parecer algo impuesto, pero en realidad es una inversión para ser más eficaz mañana.

Piensa en los equipos militares y atletas de élite. Hay una razón por la que se mantienen en la cima: entrenan más de 40 horas por semana y solo «trabajan» aproximadamente 1 hora. Están desarrollando nuevas habilidades, nuevos músculos y explorando nuevos escenarios que les ayudan a ofrecer rendimientos cada vez mejores.

Compara esto con el empleado promedio de tu oficina, que está entregando trabajando 40 horas a la semana y aprendiendo durante 1 hora (con suerte).

2. Adquirir conocimiento

Un momento, ¿Cómo conocimiento puede ser un mal hábito? ¿Acaso no dijimos que había que dejar de posponer el entrenamiento? Bueno, hay una gran diferencia: el conocimiento y las habilidades son cosas diferentes.

Gracias a internet, la información está disponible de manera rápida y fácil. Es barato. Es omnipresente. Es una mercancía. El valor está en la aplicación del conocimiento. En lugar de leer sobre escuchar activamente, practícalo. En lugar de hablar sobre «fallar rápido», ejecuta un experimento y mantente abierto a la opción de que no funcione. No es lo que sabes, es cómo lo aplicas.

3. Buscar ideas en la parte superior

En las organizaciones tradicionales donde la información se acumula y es un privilegio, y donde se supone que la antigüedad es similar a la inteligencia, es normal buscar inspiración en la parte superior del organigrama. Pero esas organizaciones están muriendo o haciendo todo lo posible por cambiar para evitar su propia desaparición.

Tal como decía Steve Jobs, las grandes ideas pueden venir de cualquier lugar. En otras palabras, tenemos que escuchar en todas partes. Los empleados en primera línea interactúan con sus clientes muchas veces al día. Los millennials pueden no dominar un sistema puntual, pero son nativos digitales y tienen una nariz aguda para las tendencias. Las mejores ideas no vendrán de los líderes en el nivel superior (tienen más que perder y tienden a ir a la segura). Las mejores ideas vendrán de los empleados más comprometidos, independientemente de dónde se sienten.

4. Hacer más cosas

Donde sea que hayas nacido, cualquiera sea tu origen, solo tienes 24 horas al día. El enfoque tradicional para aprovechar al máximo tu tiempo, y el de tus colaboradores, es poner una zanahoria mientras sostiene un palito. Pero no somos burros. Y ya pasamos la época en que estar ocupado significaba que estabas logrando más.

En lugar de obsesionarse con las llamadas métricas de productividad, que le informan sobre los productos, concéntrate en los resultados. Establece una visión a largo plazo y crea un entorno donde los empleados pueda tomar decisiones de forma autónoma. Entonces quítate del camino. Confía en su curiosidad y creatividad. No estarán más ocupados, pero tendrán un mayor impacto.

5. Hablar en jerga de negocios

Hola a todos, vamos a poner el foco estratégico en la conceptualización e identificación de sinergias a largo plazo en nuestra cartera de macro oportunidades de disrupción digital y transformación….

Te estás riendo en este momento, pero todos somos culpables de hablar el idioma consagrado de jerga de negocios. Nos entrega una pequeña y cómoda manta de seguridad haciéndonos parecer inteligentes y excluyendo a las personas que no la obtienen. Pero tenemos que parar.

Esta jerga mata nuestra propia autenticidad y obstaculiza el progreso real. Hablar en simple para que todos puedan entenderte fácilmente es una señal de buen liderazgo. Se directo e inclusivo.

Takeaways: El 2018 está a la vuelta de la esquina. Sigue estos consejos para que el nuevo año sea tan grandioso como promete la transformación digital que vivimos: no postergues la capacitación, ejecuta el conocimiento que tienes, busca ideas en todas partes, consigue hacer más y deja de hablar en complicado… seguro que el próximo año, será tan potente como te propongas que sea.

Artículo original en Medium (en inglés).