“La oscuridad es una ausencia de luz. El Ego es una ausencia de consciencia”
Osho
El Ego, del cual se habla tanto, es un compañero inseparable de nosotros los seres humanos, porque nos da una identidad que nos permite movernos y relacionarnos con el mundo.
Sin embargo, teniendo lo anterior un carácter positivo, el Ego, que no es otra cosa que la identificación con nuestra mente y con las formas ( pensamientos , formas físicas y formas emocionales ), suele desbocarse, adquiriendo en muchos casos rasgos abiertamente patológicos, que se manifiestan en una exacerbación de un Yo separado y desconectado de lo otro ; y en una “toma de posesión” de las personas, a través de esa voz que nos retumba en la cabeza y que nos inocula las nociones “infladas y desproporcionadas” del Yo ; mi ; mío; más que ;quiero ; necesito; preciso tener ;y no es suficiente.
Si el Ego no se mantiene a raya, simplemente se desbanda y empieza a imponer sus códigos en cuanto a ser especial, tener el control, tener poder, recibir atención, poseer más etc.
El Ego es un producto de la evolución humana, que minimizado nos ayuda a funcionar. Pero, cuando él toma las riendas y se “infla”, deriva en una especie de disfunción mental.
Para muestra, un par de botones. Detrás de todos los dramas que ha vivido la humanidad, siempre encontraremos luchas de Egos. Lo mismo aplica para las Empresas, en donde uno ve colisión de Egos por todos lados. Basta darse una vuelta por algún comité de dirección, para ver como hablan, se mueven y toman decisiones los Egos inflados.
Dicho lo anterior, hay que tomar consciencia de que el Ego siempre se transforma en un problema cuando no lo llevamos sentado y tranquilo en el puesto de copiloto, para tenerlo a mano y llamarlo cuando lo necesitemos de verdad.
Al respecto, el único camino para que el Ego nos sea funcional y útil, consiste en que la consciencia tome los mandos de nuestra vida.
El Ego en su esencia no es malo; pero si es inconsciente, lo que hace que muchas veces “se arranque con los tarros”. No es nuestro enemigo, pero tenemos que desactivarlo sí o sí, para minimizarlo y mantenerlo en su lugar.
Cuando el Ego está “inflado”, aparecen patrones egotistas que contaminan y vuelven tóxico cualquier ambiente: funcionar detrás de una máscara no siendo uno mismo ; apegarse a las cosas ; reaccionar en vez de accionar ; sentir la necesidad de ganar ; sentir la necesidad de tener razón ; sentir la necesidad de ser superior; sentir la necesidad de tener más y de retener y acumular ;sentir la necesidad de ser importante y de identificarse con los logros ; vivir comparándose ; moverse por la energía del miedo ; y promover un hacer compulsivo.
Lo señalado ha derivado en la práctica en que estemos llenos de Empresas Egoicas, que compiten ciegamente por tener más. Su único objetivo es obtener utilidades al costo que sea. Las personas han pasado a ser un número en un balance, que puede ser desechado en cualquier momento si la meta de rentabilidad está en cuestión.
Una resumida radiografía de una Empresa Egoica sería la siguiente:
- Tiene por objetivo central el obtener el máximo beneficio, al menor costo posible y en el menor tiempo posible.
- Su foco son los números y el ganar, retener y acumular. Las personas son literalmente desechables.
- Se centran en el Que (metas) y no en el Cómo .
- Tiene un afán enfermizo por dominar y ser más, sin detenerse mucho en las formas.
- Se gestiona en su interior en base al miedo y a la doctrina del látigo.
- Promueve la competencia en todos los niveles en vez de la colaboración.
- Promueve el culto al exceso y a la velocidad.
- Por sus pasillos circulan más “personajes” que personas.
- Hay una incoherencia gigante entre lo que se dice y lo que se hace.
¿ Te suena lo anterior cierto?. Al respecto, el único antídoto que hay contra el Ego es la consciencia, que es la fuerza y energía que lo puede desactivar y minimizar. El Ego y la consciencia son incompatibles. A mayor consciencia, menor Ego; y viceversa.
“El liderazgo jamás se podrá encarnar en una persona con un Ego inflado”
El Autor
De lo ya comentado se desprende que, o se vive y se gestiona desde el Ego; o se vive y se gestiona desde la consciencia. No es posible tener el pie derecho en un lado y el izquierdo en el otro.
Si queremos volver a tener Empresas sanas y equilibradas, se debe partir por expandir la consciencia en ellas y minimizar los Egos, lo que por cierto se debe focalizar en primerísimo lugar en las personas que ejercen posiciones de liderazgo.
El auténtico liderazgo sólo se puede encarnar en personas conscientes, y que por lo tanto tienen un Ego desactivado y minimizado.
Liderar es “hacer aparecer al otro”; y ello sólo se puede lograr cuando hay una Presencia – Presente, que es la energía que emana de la consciencia. Un líder debe ser la Presencia que observa.
Sólo la Presencia puede liberar a una persona de las garras del Ego; y en el camino para generarla es donde se debería poner foco en la formación de líderes.
El camino para liberarnos del dominio del Ego parte por ponerlo bajo la luz de la consciencia. Cuando lo observamos lo trascendemos.
Cuando tomamos consciencia que no somos esa voz que llevamos en la cabeza, aparece sin que nos demos cuenta la respuesta a la pregunta, ¿quién soy entonces? : la consciencia , el espacio en el cual sucede el pensamiento , las emociones y las percepciones.
Y ese espacio interior se manifiesta en Presencia, que es ser y estar al mismo tiempo. Estamos conectados con el presente y anclados en él. El Ego necesita alimentarse del pasado y del futuro. En el presente simplemente muere.
Por lo tanto, si queremos formar y generar líderes de verdad, debemos ayudar a las personas a aprender a parar, a observarse y a sentirse; y a partir de ahí a ser presencia.
En definitiva, para mantener al Ego bajo control y en el asiento de copiloto, lo único que se necesita es tomar consciencia de los pensamientos y emociones en el mismo momento en que suceden. No se trata de hacer, sino de ver, de observar, estando absolutamente anclados en el presente.
Lo señalado, que es algo totalmente experiencial, es clave en la formación de líderes. Sin presencia y con un Ego activado no es posible el liderazgo. Dejémonos de teorizar y conceptualizar. Sólo enfoquémonos en hacer lo que hay que hacer.
Takeaways: Uno de los grandes problemas en las Organizaciones de hoy, es el Ego que mayoritariamente domina a las personas que las integran. El saber minimizarlo es clave para la generación de liderazgos y Empresas conscientes.