Pensando y trabajando en sistemas sociales, como los son las organizaciones en las que participamos, es que través del tiempo y en la medida que la experiencia avanza se me han ido confirmando algunos modelos (al menos puntos o partes), así como se me ha mostrado que hay ciertas cosas que son transversales y aplicables casi a todo, y basta sólo “verlas”, tener un poco de voluntad y animarse para provocarlas y recibir su contribución como profesionales y seres humanos.

Hoy quiero miremos una de ellas; cuáles son los entornos o contextos que producimos a otros y a nosotros mismos.

Me refiero, por ejemplo, si trabajo agradezco el tenerlo y la tranquilidad que da la estabilidad o estoy muchas veces parado solo en la queja y en lo que falta (y qué pensamientos, emociones y forma de ver la vida nos muestra una u otra posición que elijo). Si soy líder y quiero que mi equipo sea creativo, abro espacios para que eso ocurra (o decido solo, sin consultar nada a nadie y a “puerta cerrada”). Si quiero que un proyecto avance, hago lo que está en mis manos, me movilizo a mí mismo y a los demás o espero que ocurra desde afuera. Si busco generar un buen clima emocional, soy amable con el resto o ando malhumorado y con mala actitud a menudo. Y así múltiples ejemplos con sus diferentes niveles.

La pregunta es; ¿Qué contextos me estoy generando a mí mismo y que contextos le estoy facilitando o produciendo a los demás? Y ¿qué impactos está teniendo esto en nuestro estado de ánimo, en nuestras relaciones interpersonales, capacidad de disfrutar o lo que se te pueda estar viniendo a la mente en este momento?

Hace unas semanas atrás, escribí un artículo llamado “Bonsái y Liderazgo” donde hablo en parte de los mismo, donde el mismo fresno dependiendo de dónde ha estado plantado (su contexto o entorno) han determinado sus posibilidades de desarrollo. Luego de años contenido y del mismo tamaño, hoy ya en tierra sin limitaciones, crece libre y exponencialmente año a año, dado que su entorno y posibilidades cambiaron al dejar de estar sometido a la pequeñez de un macetero ínfimo, alambres que guiaban su crecimiento y raíces limitadas.

En este “penseque” es que he visto como las condiciones, sí, las condiciones; nuestros propios pensamientos y juicios, el entorno, el contexto, las posibilidades y las conversaciones que provocan o facilitan las personas en un organización, ya sean líderes, colaboradores, jefaturas, líderes sindicales o cualquiera que sea parte de este sistema, será componente activo (sin juicio de bien o mal) para el acontecer y para el cómo habitamos, vivimos y experimentamos nosotros y los demás nuestro día a día organizacional ya sea como parte de un equipo, liderando a otros, siendo colaborador o en el rol que nos toque desempeñar.

Supongo que nuestro bonsái en su esencia está el crecer, desarrollarse libremente y cumplir su razón de ser, existir, y probablemente éste es su propósito más intrínseco como parte de un plan más grande que llamamos naturaleza o universo. Ahora también tiene un propósito que valoramos desde nosotros, que es el dar sombra, embellecer un lugar o regalarnos oxígeno. Influimos y somos influenciados, qué distinto es te saluden con una sonrisa, y te sientas tan a gusto que también sonríes y respondes cálidamente, se siente bien ¿no? Y si te saludan con cara de “pocos amigos”, ¿cómo se siente?, ¿cómo responderás esta vez?

Hoy me viene y ya cerrando este inédito, particular, movilizador y duro 2020, invitarles a reflexionar sobre qué condiciones estamos generando para nosotros mismos y para los demás que nos rodean (aquí todos valen) con lo que hacemos, nuestras actitudes, comportamientos, disposición, con lo que decimos o con nuestros silencios. No les ha pasado que alguien de buen ánimo y sentido del humor te puede cambiar el día, de eso se trata, vamos a lo simple y del día a día. Pequeños cambios de hábitos, detalles y gestos. Piensen en su día de hoy y revisen a qué contextos han estado expuestos y cuáles condiciones han contribuido a crear Uds. mismos.

Y sobre todo los invito a revisar sus propósitos y qué condiciones pueden favorecer cada uno para que ocurran. Eso lo que realmente nos importa y nos moviliza, el Para Qué existimos, el Para Qué de nuestro trabajo y que queremos para nosotros, los nuestros y nuestro futuro. Vamos a “darle unas vueltas” a nuestras posibilidades para el 2021, asumir con humildad y sabiduría aquellos que no podemos cambiar, hacer lo posible (¡pero hacerlo!) por lo que sí y hacernos cargo sobre todo de nuestro “metro cuadrado”, donde habitamos, nos movemos y relacionamos en el día a día. 

¡Les deseo un buen fin de año y buenas energías para sus propósitos 2021!

Takeaways: Tenemos mucho más efecto en los otros y en sus vidas de lo que creemos, y viceversa. Decidamos si somos protagonistas o víctimas de nuestra existencia. Preguntémonos: ¿Qué entornos estamos generando en nuestros trabajos y familias?; ¿A qué condiciones y contextos estamos expuestos?