“El verdadero liderazgo aparece cuando uno abandona toda búsqueda de provecho.”

El Autor

Un político es una persona que se dedica a realizar actividades políticas, con el fin de alcanzar y ejercer el poder, para así gobernar e incidir en la Organización de la sociedad. La política, sin duda, en su origen y esencia es una actividad noble, cuyo desprestigio a nivel mundial se debe a que ha sido desvirtuada y manchada por las personas que la ejercen.

El ámbito natural de la política es lo público. Allí se la puede aceptar y tolerar, con sus virtudes y desviaciones. Pero cuando la política aparece en las Organizaciones y Empresas, el asunto toma otro cariz y se transforma de frentón en un cáncer que las va carcomiendo poco a poco.

En el pasado reciente y hasta hoy, se ha valorado en las Empresas a los Jefes o aspirantes a líderes que “tienen buen manejo político”. Se suele calificar bien a todo nivel, partiendo por las áreas de Gestión de Personas, a aquellos Gerentes (as) que se ganan el rótulo de “político”.

¿Y qué significa en estricto rigor ser político al interior de una Organización? : tener el don de la ubicuidad; saber arrimarse a “buen árbol”; aunque se esté en un nivel jerárquico inferior, arreglárselas para moverse cerca del poder de turno y recibir sus favores; tener vocación de “carrerista”, que implica ambición y querer hacer carrera cueste lo que cueste.

Los políticos organizacionales siguen la regla del 80/20 :  80% de política y 20% de trabajo y generación de valor real. Hay hoy en día, sobrestock de Jefes expertos en ubicarse bien, en moverse por aquí y por allá, en reunirse, en hacer lobby permanente, en definitiva en hacer política. Pero de generar valor y liderar de verdad, poco.

El drama de esto es que ha venido generando como producto masivo, ejecutivos – gerentes Yes-Man, cuya característica esencial es que se alinean con el poder de turno, no lo contradicen bajo ninguna circunstancia y le avalan lo que sea. Si viene de arriba (Ceo o Gerente General), está bien. En castellano antiguo, a estos personajes se les denominaba “chupamedias” o “chupacalcetines”.

¿Es esto una exageración? Lamentablemente no, pues se ve en todo tipo de Organizaciones. Supuestos Gerentes, sin carácter, sin pensamiento crítico ni autoridad interior, que los hace simplemente seguir la ola y alinearse con él que está arriba.

De más está decir que esta característica de “hacer política” en la Empresa es incompatible con el liderazgo, sobre todo si se trata de personas que laboran en áreas de “Recursos Humanos”.

Un líder auténtico y un Gestor de Personas deben caracterizarse por su dignidad, fortaleza, prudencia, espíritu crítico y autonomía respecto al poder. Al respecto, hay que tener muy en cuenta que, en el mundo de la Gestión de Personas, deben existir códigos que no se pueden traspasar, como tomar decisiones abusivas que afecten a las personas y menoscaben su dignidad.

Un líder de verdad no hace política al interior de la Empresa; hace lo correcto aunque ello vaya en contra del que ejerce el poder en ese momento. Y, si esto tiene costos para él, simplemente los asume. No busca la foto ni colgarse medallas, sólo hace lo que su consciencia le dicta que hay que hacer.

“Lo que es popular no necesariamente es lo más correcto o sabio”.

Indira Gandhi

En los últimos años, lo descrito se ha multiplicado exponencialmente, pues ha entrado en las Empresas por una puerta lateral el virus de la “corrección política”, que no es otra cosa que adecuarse a lo que está de moda y que ha sido impuesto por un grupo de supuestos iluminados (formas, lenguaje, cosas que se pueden hacer o decir etc.). Alguien lo describió muy bien al señalar: “ser políticamente correcto significa renunciar a tú propio criterio para conseguir la falsa aceptación de una mayoría de imbéciles”.

Un líder por definición debe ser políticamente incorrecto, es decir debe actuar en consciencia, y hacer lo que estima correcto aunque nadie lo esté haciendo.

La combinación de Gerentes Yes-Man con Gerentes correctos políticamente, es una “bomba atómica” para las Empresas, la que debe ser desactivada si aspiramos a tener Organizaciones sanas, conscientes, y liderazgos de verdad.

Al respecto, ya estamos viendo muchas Empresas que se han subido al carro para no contradecir al poder global que intenta imponer una agenda ideológica; y otras tantas que se alinean abiertamente con agendas de gobiernos específicos.

Esto ha derivado en cosas absurdas y que reflejan solo inconsciencia, como empezar a utilizar un neo-lenguaje; cambiar el nombre de Gerencias; inventar otras cuya utilidad es cuestionable; establecer celebraciones que en realidad no se justifican; apoyar leyes que anulan la vida humana etc. Ya algunas grandes Empresas han empezado a entrar sin pudor alguno, a como ellas lo llaman el “activismo corporativo”. Es decir, Empresas que declaran abiertamente, que aparte de su negocio se van a dedicar a hacer política, entrando en la coyuntura, expresando opinión más allá del ámbito de su negocio e independiente de la voz del gremio al que pertenezcan.

Este es un escenario propicio para que se potencien los Yes-Man y proliferen los “personajes” al interior de las Empresas, en donde los egos individuales y colectivos tendrán abierto el espacio para “hacer su Agosto”.

Ante esta realidad, se requiere hoy más que nunca generar consciencia al interior de las Organizaciones y ello pasa ineludiblemente por afinar y perfeccionar la selección y formación de aspirantes a líderes, para que lleguen a ser Gerentes conscientes y no Gerentes marionetas.

El liderazgo es una elección, no es un rango, por lo que hay que inducir a las personas a seguir voluntariamente un camino práctico y no teórico, que les permita abrir la ventana hacia su consciencia, ser ellas mismas y ejercer el pensamiento crítico. Hoy las Empresas necesitan en sus puestos de mando, personas conscientes, librepensadoras, abiertas, razonables e inclusivas de verdad. No necesitan políticos vestidos de Gerentes, que siguen simplemente los dictados que alguien impuso.

Takeaways: En las Empresas hay que promover la consciencia y los liderazgos conscientes; no la política. El hacer política en las Organizaciones, el ser “político” al interior de ellas, es un cáncer que las va carcomiendo poco a poco. La sobreabundancia actual de Gerentes Yes–Men y los nocivos efectos de la “corrección política” que hoy se intenta imponer, es el reflejo de ello y el tumor que hay que extirpar