No creas en lo que escuchas. No creas en la tradición sólo porque viene desde muchas generaciones. No creas en lo que ha sido hablado muchas veces. No creas en antiguos documentos escritos. No creas en la autoridad, en maestros o ancianos. Pero después de un cuidadoso análisis y observación, cuando coincida con la razón y beneficie a uno y a todos, entonces acéptalo y vive con base en ello.” (Sidharta Gautama).

Vivimos en la época de la “corrección política”, que no es otra cosa que pensar y actuar en concordancia con supuestas verdades impuestas a nivel de la sociedad, que pocos se atreven a cuestionar, pues alguna organización o persona “iluminada” ya las ha instalado en el altar de los dogmas. Quien se sale del rebaño, normalmente es defenestrado, menoscabado e incluso insultado. Es decir, ser “políticamente correcto” significa renunciar al propio criterio, a la propia inteligencia y sentido común, a las convicciones más profundas y en definitiva a la consciencia que alberga todo ser humano, con el objetivo de conseguir la falsa aceptación de una “supuesta mayoría” que sigue un dogma ya instalado. Hoy en día se dicen y hacen muchas cosas en  nombre de la corrección política, que en el fondo es una mordaza, lo que en otros tiempos se llamaba censura o inquisición. Por ejemplo, hoy no es políticamente correcto para una Empresa o Industria, promover, ayudar o financiar, a organizaciones que promueven la vida del niño que está por nacer, dado que los “vientos que corren” van hacia el otro lado. Al respecto, cabe comentar como un caso ilustrativo lo que sucedió en Junio pasado cuando la gobernación del estado de Georgia en Estados Unidos dictó la “ley del latido fetal”, que prohíbe el aborto después de que se detecte un latido cardiaco. Inmediatamente, los más importantes estudios de Hollywood anunciaron un boicot a dicho Estado (uno de los más favorecidos a la hora de rodar películas). Pues bien, a pesar de lo anterior y recién conocido el anuncio de boicot, el que aparentemente será seguido mayoritariamente por la industria (la que por cierto defiende el medio ambiente, la vida de las plantas y protege a las mascotas), un Director, ícono y referente de la industria del cine en los últimos 50 años, decidió filmar su próxima película en el estado de Georgia. Eso es liderazgo. Alguien que dice, a mí nadie me pautea con algo que no tiene lógica ni sentido común, y que por último va contra mis convicciones.

No tengo miedo de un ejército de leones dirigido por una oveja; tengo miedo de un ejército de ovejas dirigido por un león” (Alejandro Magno).

Un líder auténtico debe ser por definición políticamente incorrecto, alguien que no comulga con las mordazas acerca de lo que se puede hacer o debe decir; que es libre para pensar y actuar de acuerdo a su consciencia o guía interior, y que se comunica en forma franca y clara y no con eufemismos. Va contra el status quo, buscando caminos diferentes para hacer las cosas, poniendo por encima sus convicciones y su consciencia, estando dispuesto a asumir los costos que  ello le signifique. El circunscribirse a lo políticamente correcto, simplemente porque está de moda y todos lo siguen o hacen, atenta contra nuestra esencia, contra lo que somos y muchas veces contra nuestra consciencia. Los invito a que vinculemos lo señalado con lo que ocurre hoy en nuestro país, lo que podríamos resumir en una sensación de agobio, de  descontento, de sentirse abusado, de desconfianza total, lo que por cierto recorre transversalmente a nuestra sociedad. Dejando de lado lo que tiene que ver con los poderes del estado y autoridades políticas, lo que excede el objetivo de estas líneas, circunscribámonos al mundo empresarial, el que por cierto está desde hace ya tiempo ampliamente cuestionado. Si concordamos en que la situación actual tiene que cambiar: ¿Qué hacer?; ¿Por dónde empezar? Si bien las leyes y las normas pueden institucionalizar y ordenar algo en el medio-largo plazo, no es lo esencial ni lo que va a permitir solucionar definitivamente la problemática actual. Lo clave hoy es volver al equilibrio que se perdió en él camino; y esto sólo se logra con CONSCIENCIA. Las normas no van a solucionar nada, si no hay una expansión de consciencia que lleve a las personas que tienen cargos y responsabilidades a ver al otro y a ponerse en su lugar. Hoy, todos los dueños, directores o gerentes de empresas de cualquier tamaño y sector, deberían simplemente tratar de vivir la “regla de oro”: “No hacer a otros lo que no me gustaría que me hicieran a mí”. Esta es la forma más directa de inyectar consciencia y ética, a nuestra gestión y comportamiento cotidiano. Pero, para hacer realidad lo anterior, dentro de las Empresas de hoy, hay que ser políticamente incorrecto. Actualmente abundan los “Yes-Man”, personas con responsabilidades que simplemente no se atreven a salirse de lo establecido e ir contra la corriente. Veamos algunos ejemplos:

  • Objetivos de las Empresas: el propósito de las Empresas no puede seguir siendo “ganar el máximo posible, en el menor tiempo posible y al menor costo posible”. Esto ha distorsionado todo; desde la relación con los trabajadores hasta el trato que se les da a los clientes.
  • Precio justo: teniendo presente que todos entienden que una Empresa tiene que tener beneficios, a estas alturas creo que concordaremos que estos tienen que ser razonables. Aquí debe existir  una  auto regulación ética en los márgenes que se cobran; hay que buscar el “justo medio”. Un 20% a un 30% podría ser, pero no un 200%, 300% o 400%. El caso de la industria farmacéutica es paradigmático a este respecto.
  • Diferencias salariales: todos asumen que quién está más preparado y tiene más responsabilidades debe ganar más, pero no generando las diferencias escandalosas que se dan en nuestro país. Esto es probablemente lo que más irrita a las personas. Las diferencias no deberían superar las 10 veces, entre el sueldo menor que se paga y el que recibe el Gerente General o máxima autoridad (aplicable a sueldos y bonos en cualquier tipo y tamaño de Empresa).
  • Transparencia total: hoy en día debe aspirarse a transparentar todo, incluida la escala de remuneraciones que rige en una organización. Los “roles privados” que manejan algunas Empresas hay que eliminarlos, entre otras cosas porque generan una profunda desconfianza.
  • De metas a objetivos: hay que pasar de una gestión por metas (que a estas alturas es casi irracional en muchas Empresas) a una por objetivos. Hay que descomprimir. Hoy se gestiona en base al miedo, el “látigo” y la amenaza. Esto simplemente ya no es viable.
  • Salir de la “burbuja” y neutralizar a los “personajes”: hay muchas personas que gestionan Empresas que viven en una “burbuja”, es decir no tienen contacto con la realidad. Aparte del tema renta ya comentado y sólo a modo de ejemplo, nunca he entendido porque en Empresas de cierto tamaño los Gerentes tienen comedores especiales y por cierto comida especial .  Un gerente : ¿se va a enfermar del estómago si come lo mismo que la gente que él dirige? . Las Empresas de hoy requieren urgentemente que las dirijan personas y no “personajes”, es decir gente que sea auténtica y que no actúe condicionada en función del cargo que desempeña.
  • Lenguaje y civilidad: en los últimos tiempos se ha vuelto una norma en las Empresas el hablar con eufemismos para camuflar las situaciones cotidianas. Esto irrita a las personas que se sienten tratadas como idiotas (desvinculación v/s despido; planes de acción v/s si no cumples te vas; responsabilidad social v/s actuar real; gerencia de personas v/s gerencia de recursos humanos; colaborador v/s trabajador; ajustes v/s recortes; crecimiento negativo v/s pérdidas, etc ). Y lo mismo aplica para la incivilidad: todos aspiran hoy a que se les trate  con dignidad y se les escuche.

Muchos seres humanos prefieren una mentira admitida por su entorno, que quedarse sólo con la verdad” (Julio Ariza; periodista español).

De lo dicho se desprende que si se quiere cambiar la realidad de hoy en lo que respecta a las Empresas, los gestores de ellas deben ser políticamente incorrectos, atreverse a ir contra la corriente y lo establecido, salirse del rebaño y simplemente actuar desde las convicciones y la consciencia. Esto por cierto, no implica vestirse de un “buenismo falso e hipócrita”. Actuar desde la consciencia es hacer desde el Ser; poniendo en práctica y ejecutando aquello que nos dicte nuestro guía interior. Se actúa en forma diligente y consciente, nos ponemos en el lugar del otro, pero también se ponen límites y se actúa con dureza si es necesario.

Takeaways:

Vivimos en una época en que predomina la “corrección política”. Es decir, se actúa siguiendo al rebaño, en función de dogmas, prácticas o creencias colectivas que alguien en su momento instaló. Son pocos los que se atreven a salirse de lo establecido o a romper el status quo, lo que por cierto es también aplicable al mundo empresarial. Hoy se requieren liderazgos políticamente incorrectos, que cuestionen y que transformen con convicción y con un alto grado de consciencia.