“Liderar no es una ciencia, no es un arte ni es algo que se sustente en un modelo teórico. Es una práctica”(El Autor).

A pesar de que el liderazgo es probablemente uno de los temas más estudiado, escrito, discutido y enseñado en las últimas décadas, los resultados son paupérrimos. El concepto de Liderazgo debe ser uno de los términos más utilizados y a la vez más mal utilizados. En todas partes se habla de liderazgo. Abundan las teorías y escritos al respecto. Es probablemente uno de los temas acerca de lo que más se escribe y se capacita en el mundo; por cierto con inversiones asociadas millonarias.

En la academia para que hablar: escritos de todo tipo; nuevos enfoques, modelos, estilos y sistemas. En fin, cursos y más cursos teóricos para cumplir con el lema en vigor: “¡Hay que formar líderes!”

A nivel empresarial, el tema ha seguido la misma lógica: todos hablan de liderazgo y muchos aspiran a que los vean como líderes. Se supone implícitamente que todo aquel que ejerce un cargo de Jefatura o de cierta autoridad es un líder o debería serlo por definición. De hecho, cuando a una persona se le dan más responsabilidades dentro de una Organización, el primer consejo que se le da es : “¡tienes que tomar un curso de liderazgo!”

La conclusión lógica de lo señalado es que deberíamos estar llenos de líderes. Pero la verdad sea dicha, cuesta encontrar uno; y esto, en todo tipo de Organizaciones. Lo cierto es que estamos llenos de personas que tienen cargo y autoridad, pero los líderes de verdad se cuentan con los dedos de una mano. El vacío de liderazgo se ha convertido en un problema crónico de nuestra sociedad.

Esto me alimenta en la convicción de que hay que revolucionar y reformular completamente el abordaje de la formación y generación de líderes, haciendo algo completamente distinto a lo que se ha hecho hasta ahora.

Desde mi punto de vista, el gran problema es que se ha estado apuntando al blanco equivocado. Se le ha estado hablando a la mente (y al Ego que la maneja y condiciona), pensando erróneamente que el liderazgo y lo asociado a él, es algo conceptual.

Pero lo cierto es que el liderazgo no tiene nada que ver con conceptos o teorías, sino con lo experiencial; con lo vivo, con lo real; lo que debe ser visto y comprendido, viviendo y no teorizando.

El Liderazgo en su esencia, es una semilla que cada persona, por el hecho de serlo, tiene en su interior, la que sólo requiere que se la atienda y se la riegue para que ella se active y se desarrolle.

Por lo tanto si queremos generar liderazgos de verdad, que se manifiesten en “Presencia”, que es la energía que proviene de la consciencia, y que es la que inspira, moviliza y “hace aparecer al otro”; debemos alejarnos de toda conceptualización e iniciar un camino de exploración interior que “despierte” al líder que llevamos dentro, a través de una práctica vivencial constante que haga aparecer la consciencia que somos.

El liderazgo no se enseña, sino que se aprende, siguiendo un camino experiencial de expansión de consciencia. No hay otra alternativa. Es una realidad que hay que encontrar en el interior de nosotros; en el Ser; canalizándola y expresándola en el hacer.

“El Liderazgo no se entiende ni conceptualiza. Se experimenta y se percibe”(El Autor).

De lo señalado se desprende que el liderazgo no hay que entenderlo intelectualmente; hay que practicarlo. El auténtico liderazgo se experimenta, no se conceptualiza. Y para experimentarlo hay que retomar nuestra naturaleza original a través de un camino que nos invite a una práctica constante. Al practicar simplemente conectamos con nuestra naturaleza primigenia tal como es, momento a momento, día tras día, con plena atención y entrega, y sin apego al resultado y al logro.

Por lo tanto no hay que intelectualizar nada, sino sólo “Ser”. Cuando tú llegas a ser tú, el auténtico liderazgo se expresará en todo lo que hagas; proceso que se perfeccionará sólo a través de la práctica constante.

El liderazgo no es compatible con ninguna teoría, modelo ni conceptualización, pues es un atributo del Ser, nuestra energía y sentido vital. Si quieres llegar a ser un líder de verdad, aléjate de cualquier teoría o modelo de liderazgo; no le pongas nombre a lo que quieres alcanzar; simplemente trabaja tú estado interior y conecta con tú energía base, tu consciencia, donde anida la sabiduría que le dará soporte a todos tus actos.

Hay sólo un tipo de liderazgo, el que abarca a todas las tipologías pasadas, actuales o futuras, que pueda diseñar la mente. No nombremos más ni conceptualicemos; sólo mostremos o tomemos el camino que conduce hacia donde está la fuente del liderazgo verdadero, el que lo abarca todo. Cuando el Ser se expresa, cualquier teoría o modelo de liderazgo está de más.

Cuando una persona se trabaja interiormente, aparece la “Presencia” y se desactiva el “piloto automático”, que en modo Ego guía la vida de la mayoría de la gente. Una persona merece el calificativo de líder cuando ha salido del “modo automático”; cuando está despierto, logrando coherencia entre el Ser, el Hacer y el Logro. Cuando esto se da podemos decir que hay consciencia; y cuando hay consciencia hay liderazgo.

Visto lo expuesto, tal vez llego la hora de no hablar más de liderazgo, término manoseado hasta el infinito y que hoy aporta más confusión que claridad, Por el momento, me parece atingente usar un término (“Antiliderazgoconsciente), que refleje claramente lo que intenta esta propuesta; que es llegar al liderazgo desde lo que no parece liderazgo, teniendo en cuenta los paradigmas vigentes y lo que nos ha sido enseñado hasta ahora.

El “Antiliderazgoconsciente” busca reformular el liderazgo sin excluir su esencia. Si bien a primera vista parece que no es; en el fondo lo es todo. Es hora de “revolucionar” el liderazgo, para empezar a ver líderes en la realidad, y no sólo en los papeles o en los libros