“Dime los incentivos y te diré los resultados”

Warren Buffett

Hay un hecho indesmentible asociado a la propia naturaleza humana: las personas nos movilizamos, ejecutamos y creamos en función de los incentivos que tenemos. Esto por cierto afecta a las sociedades, a las economías y a las Empresas, las que crecen y se desarrollan en base a los incentivos correctos.

En el caso de las Empresas, está más que claro que ellas crecen, evolucionan sanamente y se hacen más sustentables, cuando sus trabajadores conviven con incentivos que son funcionales a dicho objetivo. Es decir, debe haber una coherencia total entre lo que se quiere lograr y la política de incentivos. Estos deben apuntar en la dirección correcta, si se quiere que los esfuerzos de las personas se orienten efectivamente al lugar y logro esperado.

Lo curioso, es que siendo tan obvio lo anterior, lo que abunda a nivel social y empresarial son los “incentivos perversos”, que no son otra cosa que incentivos que se dan para supuestamente obtener o generar algo, pero que van en la dirección opuesta, pues en la práctica inciden en que se obtenga exactamente lo contrario.

Lo comentado es tal vez uno de los efectos directos más palpables de lo que significa gestionar una Empresa de forma inconsciente, pues si se quiere que los incentivos tengan el efecto esperado, se deben generar a partir de una toma de consciencia previa, que implica integrar un “darnos cuenta” de cuál es la realidad, y de los efectos que tienen en ella las decisiones y acciones que se toman.

Lo clave en la gestión empresarial, no es saber “acerca de” gestionar una Organización, sino el “saber como” llevarlo a cabo. Y el “como” tiene que ver con saber integrar e incorporar el “factor humano” de la Empresa, lo que implica activar y movilizar  las capacidades de las personas, que son las que en definitiva ejecutan y hacen.

Y esa capacidad de generar acción, motivación y compromiso, tiene que ver con saber poner los incentivos correctos que permitan llevar a la Empresa al objetivo buscado. Y los incentivos correctos siempre deben estar revestidos de consciencia, en el sentido de que toman en consideración la “realidad – real” y no una “realidad – imaginaria”; y además, en el sentido de que ayudan a las personas a estar despiertas y atentas, en el proceso de movilización hacia una acción consciente.

Al respecto es importante tener claro, que vivir y trabajar en forma consciente significa haber desarrollado la capacidad de percibir el mundo que nos rodea y nuestra propia interioridad, para a partir de ahí comprender nuestras circunstancias, y decidir cómo actuar frente a ellas  con coherencia en relación a nuestras necesidades, valores y objetivos.

Por el contrario, vivir y trabajar en forma inconsciente implica estar dormido, actuar mecánicamente en modo “piloto automático”, no dándonos cuenta de la realidad y dejándonos llevar por un “automatismo instintivo”.

Por lo tanto, si queremos que en las Empresas impere el realismo y la consciencia, debemos generar liderazgos conscientes que expandan la “consciencia organizacional” a partir de una política de incentivos conscientes, cuya principal característica debería ser que lean bien la realidad y no sean contradictorios entre lo que se declara como objetivo y el camino que se propone para alcanzarlo.

Uno de los principales atributos para un líder o gerente consciente, es la capacidad de crear el mejor entorno para que los trabajadores alcancen su máximo potencial como profesionales y como seres humanos, motivándolos a dar lo mejor de sí. Y en esto, los incentivos juegan un gran papel.

No basta con ofrecer una visión inspiradora y una estrategia, sino que se requiere movilizar y canalizar el esfuerzo comprometido de los empleados, lo que sólo se logra haciéndolos convivir con incentivos conscientes y correctos.


“Es difícil lograr que una persona entienda un argumento, cuando su remuneración depende de no entenderlo”

Upton Sinclair

Los incentivos perversos dejan una huella negativa que cuesta mucho borrar con posterioridad, lo que afecta la cultura y clima organizacional; y por cierto, la motivación y productividad de las personas. La pregunta clave que se debería hacer recurrentemente la administración de una Empresa es : ¿Cuáles son los incentivos correctos que debemos poner para generar una mejor Organización ; una Organización consciente?.

Al respecto, revisemos siete interrogantes respecto a ámbitos relevantes en donde se debería poner el foco en cuanto a la fijación de incentivos que promuevan el crecimiento, la sustentabilidad y la consciencia al interior de las Empresas ; y en donde por cierto han abundado hasta ahora los incentivos perversos :

1.  ¿Se debe incentivar y promover una Gestión por metas de corto plazo o una Gestión por objetivos de medio plazo?. Esta es sin duda la disyuntiva – madre en donde hay que poner especial ojo, pues de ella se derivan efectos en cadena que van generando incentivos perversos en distintas áreas y espacios. Se busca generar Empresas sanas y equilibradas, con buen clima organizacional, con equipos cohesionados, comprometidos y con foco en el cliente, al que se intenta dar un servicio de excelencia en la pre y post venta. Sin embargo, para esto se gestiona en base a un sistema “demencial” de metas cortoplacistas, en que el foco está puesto exclusivamente en los números y en el volumen de ventas. Resultado lógico: cada uno defiende su “pellejo” para no poner en riesgo su fuente laboral; aumenta la competencia y disminuye la colaboración al interior de la Organización; se afectan las relaciones y se deteriora el buen servicio ya que a los clientes se les intenta vender lo que sea y como sea.

2.  ¿Se debe incentivar poner el foco en los números o en las personas que los generan?

3.  ¿Se debe incentivar la generación de espacios comunitarios o la generación de unidades de negocio?.

4.  ¿Se debe incentivar un discurso difuso focalizado en el cliente o un servicio de excelencia que abarque a toda la cadena de valor?.

5.  ¿Se debe incentivar la competencia a todo nivel o la colaboración a todo evento?

6.  ¿Se debe incentivar la generación de espacios conscientes y quietos que faciliten el florecimiento de liderazgos, o la generación de espacios “histéricos” que “fogueen” a los Jefes?.

7.  ¿Se debe incentivar el reconocimiento que discrimina y diferencia positivamente a las personas (por ejemplo, en premios y ascensos), o se debe usar el reconocimiento masivo como una herramienta para apaciguar los ánimos?.

De lo señalado y a modo de conclusión, se deduce que la responsabilidad principal de los directivos de una Empresa es llenar esta de trabajadores conscientes, desafío en que la fijación de incentivos tiene un papel clave.

Por lo tanto, si estamos a cargo de personas, preguntémonos siempre desde la consciencia: ¿Estoy poniendo sobre la mesa los incentivos correctos?

Takeaways: Tanto en la sociedad como en las Empresas, las personas se comportan en función de los incentivos que se les ponen. Y los incentivos, para que funcionen y ayuden a conseguir los objetivos y a construir mejores Organizaciones, requieren de liderazgos conscientes que entiendan y comprendan la realidad, e integren el “darse cuenta”. La generación y expansión de consciencia en las Empresas, depende en gran medida de que las personas convivan con los incentivos correctos.