Cuando la situación económica se pone difícil y es necesario empezar a recortar gastos, algunos directivos optan por eliminar la capacitación de sus empleados.

Hoy en día las organizaciones posicionan a sus trabajadores como el pilar de sus operaciones, todo esto, en parte, gracias a la modernización de la gestión de Recursos Humanos.

La capacitación juega un papel protagónico no solo en el desempeño individual, también en el colectivo, el clima laboral, la motivación y hasta la felicidad de las personas.

Sabemos que una empresa sin capacitación está destinada al fracaso, pero de igual manera, conviene repasar cuáles son los efectos negativos de una deficiente o inexistente capacitación.

Así sería una empresa donde no existe la capacitación

El objetivo de la capacitación es que los empleados tengan una idea clara de cuáles son labores y responsabilidades, y que también sepan cuáles son los recursos de los que disponen para cumplir con sus tareas.

La principal consecuencia de la falta de capacitación es que el trabajador no tendrá claro cuándo empiezan y cuándo terminan sus responsabilidades, lo que tiene el potencial de crear conflicto entre el personal.

Por otro lado, la capacitación es fundamental para que los trabajadores estén al día con respecto a cómo utilizar las distintas herramientas de la organización de forma apropiada.

Vamos a indagar un poco más en los efectos negativos de la falta de capacitación.

Deterioro en las relaciones

Más allá de las cuestiones técnicas que abarca la capacitación, aquí también se trabajan habilidades blandas de los colaboradores como la comunicación, liderazgo, trabajo en equipo e inteligencia emocional.

Carecer de estas habilidades deteriora enormemente las relaciones entre los miembros de un equipo de trabajo, lo que se traduce en un pesado ambiente laboral.

Disminuye la motivación

Los directivos que eligen operar sin capacitación siguen esperando de sus colaboradores el máximo desempeño.

Esta exigencia solo logra crear la sensación de que la empresa no se preocupa por el bienestar de sus empleados pero aun así esperan de ellos la excelencia.

Es una situación genera un profunda incomodidad, deteriora el clima laboral, baja drásticamente la motivación y, por la tanto, la productividad.

Es imposible crecer

Es absolutamente inviable que una empresa que no aplique programas de capacitación continuos pueda sostenerse en el largo plazo.

En primer lugar, no tendrá herramientas para competir en un mercado donde las otras empresas sí tienen personal capacitado en las nuevas tecnologías. Además, el enrarecido clima laboral y la falta de motivación terminará de sepultar cualquier opción de crecer en el futuro.

Aumenta la necesidad de supervisión

Algo que ocurre con el personal si no se capacita es que cada vez estará menos facultado para realizar las labores inherentes a su cargo.

Esto obliga a los gerentes a que deban hacer una continua revisión de los resultados de los equipos y de los procedimientos que aplicaron para obtenerlos.

Cada vez será más frecuente el encontrarse con procesos inútiles o repetitivos, así que deberá invertirse un tiempo significativo en corregir errores en lugar de utilizarlo para crecer como empresa.

Incremento en los accidentes

Una de las consecuencias más graves cuando no existe la capacitación es que el desconocimiento en el uso de maquinaria y herramientas puede causar, en el mejor de los casos, retrasos en la producción, desperdicio de materia prima y daños en los activos.

En el peor escenario, algún trabajador puede resultar lesionado físicamente, lo que acarrea un gasto económico que a menudo es mayor al que implicaría la capacitación.

Fallos en el servicio al cliente

Un empleado que no esté bien capacitado es posible que no entienda los requerimientos del cliente, complicando la conversación entre ambas partes e imposibilitándolo para brindarle soluciones.

Alta rotación

Todas las consecuencias que ya hemos explicado resumen bastante bien por qué un trabajador sentirá la necesidad de continuar su carrera profesional en otro lado.

Más allá del mal ambiente y los conflictos, una empresa que no ofrezca capacitación está eliminando la posibilidad de que los empleados crezcan a nivel personal. Esto, aunado con la falta de motivación, es la receta perfecta para la rotación de personal.

En toda organización es fundamental contar con un plan de capacitación que abarque todas las áreas y que brinde a los empleados las herramientas y conocimientos necesarios para su buen desempeño.

La capacitación debe estar planificada en el corto y mediano plazo, y es la clave para que la empresa pueda mantenerse competitiva de cara al futuro.

Takeaways: Una empresa que no tenga un programa continuo de capacitación va a estar llena de empleados desmotivados y confundidos. Esta situación generará conflictos personales, falta de motivación e imposibilitará que la empresa pueda competir en el mercado, comprometiendo su futuro.