“Cuando Nelson Mandela entra en una habitación, todos nos sentimos un poco más grandes, todos queremos levantarnos, todo queremos aplaudir, porque nos gustaría ser él en nuestro mejor día”

Bill Clinton

Normalmente cuando se habla de “Presencia” en el ámbito del liderazgo, se tiende a asociar el término con el concepto de “Presencia Ejecutiva”, que tiene que ver con la apariencia, con el desplante y seguridad que se muestra y con la forma de comunicarse. Es decir, se lo asocia en gran medida con “creerse el cuento”; con lo que se ha conceptualizado como el “seniority” , que es una cualidad que se le asigna a las personas que proyectan cierta autoridad y seguridad en un ámbito.

Pero la verdad, es que dicha “Presencia Ejecutiva” es más bien un parecer que un ser. Es la forma que adopta el Ego para moverse, para mostrarse y para cuidarse. Es sólo cáscara; no sustancia.

La auténtica Presencia no se puede intelectualizar. La Presencia es estar presente; es una energía que nos mueve y que nos permite estar y hacer desde el Ser, lo que marca toda la diferencia. Cuando hay alguien en un estado de intensa Presencia, está libre del pensamiento compulsivo, está quieto interiormente y sin embargo muy alerta, Su energía se siente y se percibe.

La Presencia, al ser una energía, irradia los ambientes; genera un espacio de consciencia para que florezca la interacción plena y abre canales para que aparezca el otro a través de la inspiración y el despliegue de sus talentos.

El liderazgo auténtico, simplemente no es posible de alcanzar para una persona, si ella no desarrolla la cualidad o el arte de la Presencia. Esta genera un campo energético pacífico y vivo que conecta y unifica a las personas. Actúa como un imán que atrae, acoge e inspira; en donde no tienen cabida los juicios ni las etiquetas. La Presencia es consciencia sin pensamiento; es la plena consciencia en acción; es ser en el hacer.

Si hay algo que caracteriza a todos los líderes de verdad, es la energía que transmiten; la cual magnetiza los ambientes, atrae, motiva profundamente e impulsa a la acción. Eso es Presencia pura; nada más que eso.

Para muestra un par de botones:

a) Cuando a fines de los años 80 del siglo pasado, Sudáfrica enfrentaba serios problemas de gobernabilidad con disturbios por todo el país; el gobierno decide empezar a negociar e inicia conversaciones con Mandela, que por ese entonces cumplía su 27 año de cárcel. Estando reunido el consejo de ministros, lo mandan a buscar directamente a la prisión. Los testimonios que dan algunos testigos de esa reunión son impactantes. Cuando aparece Mandela con su uniforme de reo y su caminar pausado, quedaron todos paralizados por una energía que no podían explicar. Aunque no lo habían visto nunca, Mandela llenaba todo el espacio; sin decir nada conectaba con todos y comunicaba todo. Eso es Presencia; pura Presencia.

b) Gandhi es otro ejemplo paradigmático de un líder que movilizaba por su sola Presencia. Como abogado propiamente tal, era un fiasco; no tenía oratoria ni el poder de convencimiento de la palabra; muchas veces estas no le salían de la boca. Lo que marcaba la diferencia en él, era la energía que transmitía, la que se alimentaba de su consciencia.

Si tomamos a cualquier persona con un liderazgo marcado, el atributo de la Presencia es lo que lo distingue. El liderazgo no es viable sin la Presencia, que no es otra cosa que la manifestación de la plena consciencia ; y esta puede ser cultivada sólo haciendo algo sustancialmente distinto a lo que se ha hecho hasta hoy en la formación de líderes.

“Estar presente es siempre infinitamente más poderoso que cualquier cosa que uno pueda decir o hacer”

Eckhart Tolle

La vida tiene un propósito primario y un propósito secundario. El primario se refiere al Ser y el secundario al hacer. Liderar tiene que ver con el propósito primario, y este se asocia directamente al despertar. Un líder auténtico no se puede encarnar en alguien dormido. Un líder de verdad es alguien que conectó con su propósito primario o interior, y vive de acuerdo con él para cumplir su propósito secundario o exterior.

Estar despierto es reconocerse como la consciencia detrás de los pensamientos. Estos ya no nos controlan; no hay “piloto automático”. Y cuando hay consciencia, hay Presencia, que es un espacio libre de pensamientos y cargado de una energía que atrae y conecta.

Cuando un líder es Presencia, su Ser está en el hacer; la actividad que esté realizando, por sencilla que sea, se convierte en un fin en sí misma. Cuando el líder está realmente presente, es total en lo que hace y sus acciones se cargan de poder.

El propósito primario de un líder es permitir que fluya consciencia en lo que hace. El propósito secundario es lo que se quiere lograr con la actividad.

Un líder lo será de verdad, cuando su Ser (no un “personaje”) fluya en el hacer; es decir, la consciencia se manifiesta en la acción a través de la Presencia. El líder impacta a otros por lo que es y no por sus deseos o intenciones de influir. Podrá por ejemplo tener la mejor intención de producir empatía, pero si esta no es una cualidad que esté anclada en su Ser, en su consciencia; no la podrá generar.

Hay que entender de una vez por todas, que el liderazgo nace desde adentro hacia afuera, por lo que la clave es trabajar el estado interior y conectar con la fuente de la que brotan todos los actos.

Este es el fondo donde hay que apuntar, por lo que la invitación es a no seguir teorizando ni conceptualizando, porque el liderazgo no tiene que ver con ello. Por el contrario, es un camino experiencial que hay que recorrer, vivenciando cuatro estaciones muy marcadas ( autoconsciencia; quietud; atención plena y claridad mental), que hagan aparecer el don de la Presencia, sin el cual el liderazgo no es viable ni posible.

Cuando hay Presencia, ya no hay disociación entre el Ser y el Hacer, algo tan común en los directivos de hoy, lo que deriva en una incoherencia e inconsciencia difícil de sostener.

Takeaways: El liderazgo no es un título ni una posición; es una energía. Y dicha energía es la Presencia, la cual emana directamente de la consciencia; sin la cual un liderazgo auténtico, simplemente no es posible. La Presencia es energía, es vibración. No se ve, pero está en todo, explica todo y la perciben todos.