“El liderazgo no hay que trabajarlo ni ejercerlo a partir de los que creemos que somos, sino a partir de recordar lo que somos en esencia” (Daniel Taropio).

Cuando uno piensa en un psicópata, se nos viene a la mente lo que hemos visto muchas veces en películas: una especie de asesino en serie. A esta percepción, por sus propias características, uno le asigna el carácter de excepcional o de rara ocurrencia. Sin embargo, la realidad parece indicar lo contrario. En nuestra sociedad actual, las personas con rasgos psicopáticos abundan y muy especialmente en el ámbito empresarial. Estudios recientes realizados por universidades de Australia y Estados Unidos, llegaron a la conclusión de que más del 20% de los Directores y Gerentes Generales de las Empresas Analizadas, podían ser catalogados como psicópatas, lo que contrasta con el mismo indicador para la población general, el que llega al 1%. Cuando se lee algo así, uno se sorprende; en primera instancia resulta difícil de creer. Pero veamos: ¿Cuáles son los rasgos que definen a un psicópata?

1. Egocentrismo: Poseen un ego enfermo, que se refleja en un pensamiento base: “no soy suficiente”. Esto es el origen del “personaje”, una ficción de uno mismo, que les hace representar papeles para obtener lo que necesitan y así validar eso “yo” ilusorio. Viven atrapados por su mente, en una ilusión, en un mundo particular que ellos mismos han creado. Dejan de ver y de percibir la realidad. Se ven a sí mismos como más inteligentes, más poderosos y más valiosos que cualquier otra persona sobre la faz de la tierra.

2. Incapacidad para empatizar: Tienen una reducida capacidad para ver al otro y comprenderlo. A partir de ello son incapaces de ponerse en el lugar de otra persona; no pueden sentir lo que sienten los demás.

3. Falta de remordimientos: Poseen una coraza emocional que los hace vivir con culpa reducida. No se sienten culpables por el sufrimiento y el dolor que infringen a otros. Sólo sienten remordimientos cuando hacen algo que los impacta directamente.

4. Altamente manipuladores: El engaño, la no autenticidad, el actuar siempre poniendo el interés personal por encima, son características de su estilo. Trabajan para sí mismos. Usan a las personas,  las instituciones y a las contingencias que enfrentan, para posicionarse y subir escalones. Es decir, más que a trabajar dando lo máximo de sí, se dedican a “hacer política” dentro de la Organización a la que pertenecen.

5. Impulsivos: Su actuar se ve normalmente teñido de irresponsabilidad, lo que los hace asumir muchas veces riesgos excesivos y no acotados, sin pensar en las consecuencias.

6. Conviven naturalmente con la mentira: Se mienten a sí mismos acerca de su identidad y mienten a los demás no siendo transparentes. Desarrollan hábitos de cortesía y de gestión, sacados de alguna escuela de negocios, pero que no son auténticos: sonríen sin sonreír; saludan sin saludar; felicitan sin felicitar; cambian los nombres de los cargos y las denominaciones de las gerencias, pero todo sigue igual.

7. Encanto superficial: Son extrovertidos, decididos, tratan de hacerse los simpáticos, pero no son creíbles, simplemente porque lo que hacen no les nace del corazón. Intentan venderse como carismáticos, creativos, buenos comunicadores y seductores. Pero esta careta, aparentemente atractiva, a poco andar se cae sola, debido a que no hay un fondo de autenticidad.

8. Acosadores: Suelen hostigar a aquellos que no les prestan algún beneficio. La frialdad emocional es una de sus características más relevantes.

9. Obsesos del control: Tienen una necesidad obsesiva por ejercer poder y control. Son por esencia arrogantes; ellos controlan, manejan y lo saben todo.

10. Adrenalíticos: Se aburren con facilidad. Necesitan adrenalina en su día a día, lo que muchas veces los lleva a cometer acciones por las que cualquier persona normal se arrepentiría (El accionar en pos del cumplimiento de metas, es un ejemplo).

A ti, que estás leyendo este artículo: ¿te resuenan las características reseñadas?; ¿las has visto en los ambientes laborales en donde te has desempeñado?; ¿has trabajado cerca de algún psicópata?. Teniendo en cuenta que en los rasgos señalados se da una graduación, estoy cierto de que la respuesta es afirmativa, porque es lo que yo también he visto en un grado creciente a lo largo de muchos años relacionándome y trabajando con Empresas. De hecho, creo que el porcentaje tomado de estudios internacionales, se queda corto para la realidad actual de nuestro país.

“La mejor manera de desarrollar un liderazgo transformador es ser uno. Simplemente ser, manteniendo una firme convicción en nuestra propia naturaleza. Simplemente ser, eso es suficiente” ( Shunryu Suzuki).

Ahora, hay algunos autores que consideran que los rasgos psicopáticos pueden ser deseables en ciertos entornos o contextos, lo que estaría refrendado por los resultados que muchos “jefes psicópatas” obtienen. Estos resultados se refieren lógicamente a números: utilidades, rentabilidad, manejo de costos etc. Al respecto, mi opinión es tajante: un líder de verdad, un líder transformador no es compatible con ninguno de los rasgos que caracterizan a un psicópata. El liderazgo se mueve en seis dimensiones: las primeras cuatro (Pensar, Poder, Hacer y Tener), los psicópatas las manejan, lo que explica que en muchos casos obtengan resultados cuantificables. De hecho, los “liderazgos” más nefastos que han existido en la historia, poseían sin duda estas características, pero dejaron efectos desoladores. Esto mismo ocurre en las Organizaciones: se obtienen resultados hoy, pero generando efectos en las personas y grietas en el núcleo y corazón de las empresas, que son difíciles de superar. Las otras dos dimensiones son el “Sentir” y el “Ser”, que implica ver, comprender, conectar con el otro, y alcanzar la excelencia en el liderazgo mediante la práctica día a día de nuestra verdadera naturaleza. Estas últimas dimensiones son incompatibles con la psicopatía. Todo lo dicho aplica en cualquier contexto u organización; incluso en entidades cuya razón de ser sea enfrentar situaciones de crisis, como por ejemplo las fuerzas armadas o los bomberos. Lo insólito de todo esto es que en la práctica se ha normalizado la conducta psicopática en los directivos y gerentes. El mejor reflejo de ello es que se ha producido un efecto “contagio”. Es decir, como el psicópata está  validado desde arriba, los subordinados o “cortesanos” empiezan a actuar con una lógica de encubrimiento, que a la larga se manifiesta en que el patrón psicopático se extienda. Esto hace que hoy, en muchas organizaciones, uno ve psicópatas tanto en la cabeza como en el medio. Las empresas se han centrado hasta ahora mayoritariamente en el “Que” (hacer; logro; beneficio) y no en el “Como”, dejando heridas y heridos en el camino que son muy difíciles de sobrellevar (caída en la productividad; desmotivación; efectos en el clima organizacional; rotación del personal etc).

 “Sólo hay un rincón en el universo que puedes mejorar y ese rincón eres tú” (Elsa Punset).

Para finalizar corresponde que nos hagamos la pregunta clave: ¿tiene solución este tema?; ¿los jefes con rasgos psicopáticos, pueden curarse?. La respuesta es sí, siempre y cuando se aborden los dos caminos siguientes:    — Cambiar el foco central de las empresas y los incentivos perversos con que ellas operan. El caldo de cultivo de los “jefes psicópatas”, es el objetivo central bajo el que operan la mayoría de las empresas hoy en día: “Ganar el máximo posible, en el menor tiempo posible y al menor costo posible”. Esta declaración, que se ha hecho carne desde los directorios de las Compañías hacia abajo, ha distorsionado todo, afectando por ejemplo los criterios de selección de Ejecutivos y también sus expectativas de desarrollo. De hecho, hasta ahora, muchos jefes que hayan mostrado buenos resultados comerciales y de gestión cuantitativa, son bien considerados independientemente de los rasgos psicopáticos que manifiesten en su actuar.                                                

 – En cuanto a las personas que ejercen como “jefes psicópatas”, la solución pasa por un tratamiento intensivo de generación de consciencia. Al respecto habría que trabajar en forma profunda las tres primeras prácticas del “camino hacia el Liderazgo” (reseñadas en artículo anterior): Autoconsciencia, Quietud y Atención plena. Hay que ir al fondo y superar la barrera del “yo”. No basta con asumir un concepto nuevo o cambiar simplemente un hábito.                                                                                                                                                     Dado el camino que ha tomado la humanidad en cuanto a la evolución de la consciencia global, más pronto que tarde, ya no serán viables las organizaciones que toleren a psicópatas en su interior. En esta era se requiere más que nunca humanidad en las empresas, y esto sólo se logrará a través de líderes personas, que estén en su centro, en equilibrio y que a partir de ahí actúen desde su consciencia.

Takeaways: La realidad empresarial de hoy indica, que abundan los jefes desequilibrados, que no están en su centro y que se caracterizan en su accionar por sus rasgos psicopáticos. De mantenerse esto, se pone en peligro la propia viabilidad de las Organizaciones. Cambiar el foco de las Empresas y emprender el viaje de la expansión de la consciencia por parte de los aspirantes a líderes, aparece como la única solución para este trascendental tema.