Ya no podemos seguir hablando de adaptación del cambio, porque pensar así significa que estamos hablando de algo especifico y momentáneo, la realidad es otra, cuando empezamos a trabajar sobre un cambio organizacional aparecen otros y otros sin parar. Y hoy con la pandemia lo estamos viviendo intensamente, dependemos absolutamente de los números de contagios, de las nuevas variantes, de las vacunas, todos los días tenemos que repensar algo nuevo como abordar la complejidad laboral en este escenario. Una circunstancia que estaba muy lejos de nuestra zona de confort antes de la pandemia, vivíamos con cierta estabilidad la que nos permitía un cierto control, antes teníamos más tiempo para pensar y tomar decisiones hoy el tiempo no está de nuestro lado.

Cambiar la expresión puede ser una ayuda, hoy tenemos que adoptar los cambios como parte de nuestra normalidad y para eso necesitamos trabajar en una nueva forma: una mentalidad  flexible.

Para comenzar tenemos que saber ¿Qué es la flexibilidad?

La etimología de la palabra flexibilidad nos señala que es la capacidad de doblarse sin romperse en un mundo que está en un estado de cambio constante, esta es una habilidad poderosa. Para ello, se hace necesario desarrollar estas capacidades para adaptar nuestro comportamiento de acuerdo a situaciones ambientales cambiantes.

Entonces, ¿cómo los líderes pueden potenciar la flexibilidad?

Un líder flexible, debe adaptarse bien a los cambios y estar dispuesto a revisar su planificación, incorporando nuevas innovaciones, superando los desafíos, siempre con foco en lograr los objetivos empresariales.

El líder debe ser capaz de pensar en situaciones e imaginar los distintos escenarios como sea posible en el tiempo que disponga. El liderazgo de «talla única» simplemente ya no funciona. 

El lugar de trabajo debe ser verdaderamente inclusivo. Los líderes deben reconocer que diferentes personas y situaciones requieren diferentes estilos y enfoques de liderazgo, lo que los hace más flexibles.

Para potenciar esta capacidad dentro del  equipo, hay tres aspectos a considerar: 

  1. Actualizar constantemente la perspectiva

Ya sabemos que al cambio es lo único estable, esta complejidad demanda tomarse el tiempo necesario para reflexionar sobre todos los factores tanto internos como externos, que puedan estar afectando el desempeño de la empresa. Esto le permitirá estar evaluando constantemente qué estrategias tienen más probabilidades de funcionar, cómo priorizar y equilibrar la necesidad de urgencia y diligencia.

2. Flexibilizar el estilo de liderazgo

Para ser un líder flexible, debe conocer los distintos estilos de liderazgo, eso le dará las herramientas necesarias para mejorar su capacidad de adoptar las estrategias adecuadas, para motivar a su equipo especialmente en una situación de trabajo híbrido. 

La capacidad de flexibilizar su estilo para adaptarse a las necesidades de cada individuo y cada situación, es fundamental para lograr los mejores resultados. Hoy lo importante es combinar y no regirse por un modelo en específico. 

3. Predicar con el ejemplo

Modelar los comportamientos que se necesitan para ser flexibles es una de las tareas más importantes de un líder y especialmente en tiempos de incertidumbre. Liderar con el ejemplo es una de las herramientas más poderosas para inspirar confianza y construir equipos de alto rendimiento.  Un buen líder con su seguridad y confianza, genera el deseo real de cambio.

Takeaways: Un líder flexible, debe adaptarse bien a los cambios y estar dispuesto a revisar su planificación, incorporando nuevas innovaciones, superando los desafíos, siempre con foco en lograr los objetivos empresariales.