Hace casi dos décadas se inventó un acrónimo para referirse a la naturaleza tan dinámica e impredecible del mundo: VUCA —por sus siglas en inglés— que significa volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad.

El mundo de hoy encarna, más que cualquier otra época que hayamos vivido, el VUCA. Y para entrar a un mundo donde el cambio es exponencial necesitamos líderes exponenciales capaces de navegar exitosamente en un mundo de cambio constante, no sólo para tener una ventaja estratégica para sus organizaciones, sino para ayudar a construir el mundo incluyente, equitativo, positivo y abundante que todos queremos vivir.

¿Cuáles son los pilares de este “Liderazgo Exponencial”?

Primero, el futurista, que implica aprender a transformar la sorpresa en conciencia de anticipación. Es decir, imaginar nuevas posibilidades y entender que llegarán más rápido de lo esperado. Los líderes necesitan ser curiosos sobre el futuro y mezclar prácticas imaginativas de prospectiva estratégica, futuros retrocesos, ciencia ficción y la planificación de escenarios que se pudieran dar en sus negocios.

Segundo, el innovador, que supone descubrir nuevas ideas a través de la ideación creativa y una rigurosa experimentación. Cuando los líderes se entienden como innovadores, descubren que deben pensar constantemente en el cliente; usan procesos centrados en las personas —como la observación y el cuestionamiento— para obtener ideas; utilizan un pensamiento visual para contar historias y compartir ideas de manera rápida y efectiva, y estimulan su forma de pensar para probar y ganar evidencia de lo aprendido.

Tercero, el tecnológico, que se traduce en adoptar las implicaciones sociales y morales que inevitablemente surgirán con el avance acelerado de la tecnología. La innovación tecnológica se acelera y los líderes deben entender qué tecnologías impactarán de manera directa e indirecta a su industria. Cada vez es más común que la tecnología digitalice, manipule y reemplace productos y servicios físicos, lo que ocasiona el cambio de status quo en muchas compañías.

Cuarto y último, el humanitario, que implica que los líderes usan sus habilidades y comportamientos como futuristas, innovadores y tecnológicos para mejorar la vida de las personas con las que tienen contacto, así como de la sociedad en general. Su objetivo es hacer el bien en su día a día, no como un conjunto de actividades de “responsabilidad social corporativa”, sino como parte de la misión integrada de su empresa.

Sin duda estos pilares están interconectados y potenciados cuando los conocimientos e ideas fluyen entre ellos. Los cuatro forman un sistema holístico para aprender a imaginar, crear, capturar y escalar el valor escondido en un mundo cada vez más complejo y dinámico.

Takeaways: Al practicar las habilidades de los líderes exponenciales, todos pueden mejorar su capacidad no sólo de anticipar el cambio sino de tomar decisiones de manera proactiva para lograr futuros más positivos y productivos para sus organizaciones, comunidades y el mundo.