La tendencia natural de muchos es evitar el conflicto. Pero lo que la mayoría no sabe es que esta actitud tiene un costo enorme para las compañías, para sus equipos y para sus resultados. Algunos de seguro leerán estas primeras líneas varias veces, como no dando crédito a lo que digo. Pero sin conflictos, es difícil para las empresas lograr que las conversaciones ocurran, y que exista un intercambio de ideas abierto que lleve a proponer mayores desafíos en la empresa. Lo que finalmente, si se hace de la manera correcta, repercute en los resultados de última línea de las compañías.

La verdad es que esto no se trata de un tema antojadizo, de hecho importantes CEO de diversas empresas, así como destacadas publicaciones periodísticas como Fast Company, BBC, Business Insider, entre otras han dedicado extensos artículos a explicar por qué es importante tener y propiciar los conflictos en el trabajo. Y es que los estudios demuestran que la gente se motiva cuando están en conflicto. «Nos enfrentamos constantemente con elecciones y conflictos», dice Peter T. Coleman, profesor de psicología y educación en la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York y autor del libro Making Conflict Work: Aprovechar el poder del desacuerdo.

Por lo tanto, ya lo sabes, si eres un líder proactivo puedes usar el conflicto para encender la chispa y producir la energía necesaria para desafiar a tu equipo y lograr la innovación que tanto deseas o también destrabar algún proceso que esté detenido. Pero ojo, si lo que decides es fomentar en tu entorno el conflicto, un tip vital es crear un protocolo de desacuerdo positivo. Y es que siempre hay que evitar involucrarse en conflictos que no tienen gran relevancia solo para que alguien se salga con la suya, advierte Coleman. Lo cierto es que los mejores entornos no tienen cooperadores crónicos ni matones persistentes, asegura el experto. En cambio, la resolución efectiva de conflictos comienza con personas que pueden leer la situación y reaccionar adecuadamente ante ella. Porque a veces hay que construir consensos, otras tomar decisiones en las que no todos los empleados están de acuerdo. Sea como sea esta es una situación que requiere de valentía.

Pero si bien el conflicto en la empresa puede ser altamente seductor, también hay que seguir ciertas reglas. A veces lo que dices no importa tanto, sino el cómo lo dices. Y cuando estás compartiendo una crítica, debes ser especialmente consciente del tono que utilizas, y precisamente el tono no se trata del volumen de tu voz, ya que puedes usar un tono tranquilo mientras verbalmente le bajas las expectativas a algún trabajador.

Existen empresas que se sienten mucho más cómodas con el conflicto en comparación con otras. En ese sentido cada empresa tiene sus propias reglas sobre lo que es aceptable y lo que no. Es posible que esas reglas no estén escritas en ninguna parte, pero basta fijarse en cómo la empresa ha lidiado con conflictos en el pasado, eso ya sirve para tener una idea de cómo funciona su cultura.

Pero cuidado con querer imponer un estilo. También hay que tener en cuenta el ambiente organizacional, ya que hay lugares de trabajo que se sienten cómodos con el conflicto constructivo, siempre y cuando estos permanezcan a puertas cerradas, y los empleados y el liderazgo superior muestren un frente unido hacia el público. A otras empresas les encanta mostrar su conflicto abiertamente. Por lo tanto, siempre hay que mantener sintonía con la cultura corporativa.

Por eso hacer creer que todo es una taza de leche en la empresa, no es la mejor estrategia. Una de las desventajas de no involucrarse en un conflicto constructivo son las consecuencias potenciales que puede traer el silencio; por ejemplo se puede creer que se tienen líderes sin convicción en sus ideas si parece temer defenderlas. En ese caso, no hablar con la realidad podría ser contraproducente. Sin mencionar que si no expresas tu desacuerdo desde el principio, podrías estar preparándote para una complicación mayor. Si no está seguro de qué tan directo debes ser con quien presentan discrepancias, debes comenzar por escuchar y observar, ya que se puede aprender mucho simplemente prestando atención al lenguaje corporal de las personas y cómo responden. Cuando se trata de conflictos constructivos, el contexto es todo. Pero suceda lo que suceda jamás un conflicto o discrepancia empresarial se debe volver personal.

Finalmente lo que está claro es que el conflicto en el lugar de trabajo es inevitable; surge en cada oficina. Los empleados discuten sobre las diferencias creativas; o sobre la propiedad del proyecto; o porque no están de acuerdo con los presupuestos. «Esto es solo un hecho de la vida, y el trabajo. Pero la diferencia entre el conflicto en una empresa disfuncional y en una organización de alta confianza es cómo la gente lidia con eso», aseguró Joel Peterson, presidente de JetBlue Airways. Este ejecutivo además agrega que «para los de fuera, la compañía puede parecer conflictiva e incapaz de encontrar una armonía perfecta. Pero por dentro, los líderes están aprovechando los diferentes puntos de vista e ideas para impulsar el progreso, para avanzar en la agenda». Y él asegura que el resultado suele ser una solución creativa, siempre fuera de la caja. Lo cual es extraordinario para las compañías en el mundo actual.

Takeaway: No todo lo que brilla es oro. Por eso tener discrepancias y conflictos en las empresas puede ser en un inicio bastante incómodo, pero tiene un futuro prometedor que es: desafiar e innovar, para impactar en la última línea.

Por Diego Hormaechea, socio de Mindwork