Hay gerentes anticuados y los hay modernos, hay gerentes mayores que parecen jóvenes en su estilo gerencial y hay gerentes jóvenes que parecen viejitos en su actuar. ¿Dónde se ubica usted? ¿Dónde ubicaría a su jefe?
Es sencillo distinguirlos, los gerentes anticuados manejaban o manejan y actúan usando pocos verbos como son; contratar, mandar, exigir, controlar, amenazar, intimidar, sancionar y despedir.
En cambio los gerentes modernos manejan muchos más verbos y la mayoría muy positivos como son; seleccionar, contratar, enseñar, acompañar, guiar, corregir, apoyar, motivar, inducir, respaldar, delegar, empoderar, agilizar, destrabar, desbloquear, facilitar, intermediar, evaluar, valorar, rescatar, encausar, tranquilizar, reforzar, aconsejar, desarrollar, formar, agradecer, premiar, felicitar y desde luego algunos obligatorios como controlar, evaluar y despedir que tienen baja concentración cuando todo marcha bien.
Un gerente moderno es capaz de llevar su equipo a otro nivel y hacerlo volar muy alto practicando los verbos que acabo de mencionar, los gerentes que obran al estilo de la “antigua guardia” desmotivan y asustan a la gente hasta el punto que los que se quedan y aguantan lo hacen porque no consiguen otra opción, pero los mejores y los excelentes, hoy día, abandonan la organización en forma temprana.
El método de la vieja guardia o del gerente todo poderoso que hace que sus súbditos hagan lo que les ordena, gracias al miedo que le tienen es sin duda un método que ha sido exitoso muchísimos años, pero gracias al avance de la humanidad y a los cambios que han ocurrido en muchos escenarios, es una forma de mandar que cada vez está siendo menos ejercida y claramente para fortuna de muchos, va en vía de extinción, porque hay mejores formas de dirigir y ya es evidente que se logran mejores resultados.
Lo que acabo de describir es el resultado de un cambio de la humanidad en temas vitales como la educación de los niños en los colegios, yo recuerdo que mi profesor de la escuela primaria me pegaba en las manos con una regla cuando encontraba que algo había hecho mal. En la casa, mi madre querida me dio con la correa en las piernas, muchas veces, para que le obedeciera o para hacerme entender que había hecho algo mal. Todos sabemos que esos métodos fueron buenos pero el tiempo los cambió. En las empresas ha pasado lo mismo. Los viejos métodos están archivándose.
Los viejos jefes o el viejo estilo está mandado a recoger y aunque todavía existen jefaturas con gente joven o mayor con ese estilo dominante e imperial, en la actualidad suelen quedarse al final rodeados de gente de muy mediano rendimiento que son los que no consiguen una mejor opción porque no son apetecidos en el mercado y le toca aguantar al mal jefe porque no ven la salida. La gente buena, de verdad, consigue rápido mejores opciones.
Por fortuna para todos nosotros, cada vez son más los gerentes que practican los verbos de los jefes modernos y logran de sus equipos unos rendimientos increíbles y sus empresas crecen exponencialmente. Con el estilo de la “vieja guardia” o de los viejos jefes, hoy día solo se consiguen crecimientos tradicionales muy menores, nunca exponenciales, y a veces lo que logran es decrecimientos.
Por los corredores de las empresas corre sangre humana y a la gente le gusta sentirse bien tratada y valorada para dar todo de si y para trabajar con entusiasmo y con ganas cada día.
Solo pregúntese cómo produce usted cuando está contento y como es su rendimiento cuando se siente mal, cómo produce usted cuando tiene un buen jefe y como lo hace cuando su jefe es un “vieja guardia” … Somos humanos y la época de la esclavitud pasó hace rato a la historia. Ahora la gente busca estar donde se sienta a gusto, donde lo aprecien, donde lo traten bien, donde tenga buena guía y le ayuden a crecer y a triunfar y por eso es verdad que no hay como pagar la bendición de contar con un jefe moderno que valga la pena tener como ejemplo.
Takeaways: Un buen jefe vale más que el mejor salario del mundo y los gerentes modernos son el mejor ejemplo de lo que uno puede desear tener como jefe. Es sencillo distinguirlos y la esencia está en los verbos que practican a diario.