Muchas veces el “mundo ruidoso de la gestión” no nos deja escuchar el  “poder del silencio del líder”.

El silencio interior es esencial para poder oír la llamada del liderazgo y responder a ella, pero si en nuestro interior no hay silencio, si nuestra mente, nuestro cuerpo, están llenos de ruidos internos y externos, no oiremos la llamada del líder.

En nuestra cabeza está sonando sin cesar una radio… la del PER – Pensar en Resultados – es el ruido de la gestión que llena nuestra mente y por eso no tenemos tiempo para oír la llamada del liderazgo… la radio del PEP – Pensar en Personas.

El noble silencio es la práctica que despierta nuestra autoconsciencia y le pone foco y filtro al ruido de nuestro interior, que nos hace quedar atrapados en el pasado, cuando se nos instalan emociones y vivencias de antaño, como también presos del futuro, cuando es el miedo, la ansiedad o la incertidumbre la se nos instala respecto de lo que viene.

La idea es saber gestionar la ración diaria de ruido interno como externo con la necesaria sintonía con las dos radios que operan en nuestra mente…consiguiendo la pausa y el silencio necesario para un escuchar profundo de los dos mundos y evitar el déficit atencional gerencial vigente y de esa forma, manejar las dispersiones del día a día e integrar mejor las dos miradas.

La neurociencia nos confirma que es la atención (palabra que deriva de la expresión latina attendere que significa “tender hacia) la que proporciona el mecanismo necesario que subyace a nuestra autoconsciencia del mundo y a la regulación voluntaria de nuestros pensamientos y sentimientos… por lo que hay que… tener muy presente que es tu enfoque, el que determina tu realidad”.

Los líderes con buenos resultados, apalancados en la sabiduría del silencio desarrollan tres tipos de focos de atención; foco interno, que permite conectar con las intuiciones y valores favoreciendo el proceso de toma de decisiones y opera como timón, el foco externo que ayuda a navegar por el mundo que nos rodea con dirección y sentido de propósito y el foco en los demás, que mejora nuestra vida en relación y nos saca de nuestras cegueras interpersonales.

Liderar desde el silencio con autoconsciencia, guía nuestro camino, presente y futuro y nos ayuda a funcionar como facilitadores para el cambio del todo; abrir nuestra mente (trascender los límites cognitivos), abrir nuestro corazón (trascender los límites racionales e integrar la emoción) y abrir a la voluntad de aprender (trascender más allá de nuestras pequeñas miradas y creencias)… son estos  intervalos de silencio entre el ruido nuestro de cada día, los que nos permiten mejorar el cultivo de las nuevas conexiones necesarias para el futuro emergente: nuestra relación con la naturaleza, el trabajo, el capital, la tecnología, los clientes, la colaboración, la innovación, la comunidad y las personas.

Así como la música sin las pausas de silencio sería caótica y opresiva, lo mismo le sucede al liderazgo sin las pausas del noble silencio del líder… base para acallar la mente, aprender a prestar atención y escuchar activamente.

Takeaways: La ración diaria de ruido interno como externo con la necesaria sintonía con las dos radios que operan en nuestra mente…consiguiendo la pausa y el silencio necesario para un escuchar profundo de los dos mundos y evitar el déficit atencional gerencial vigente y de esa forma, manejar las dispersiones del día a día e integrar mejor las dos miradas.

Artículo por Víctor Hugo Badilla / People & Partners